El Faro del Canal de Panam E Vens1de.-..............e, Vista area de las Esclusas de Pedro Miguel Canal y sociedad Por considerarlo de inters, reproducimos este articulo delDr. Adolfo Ahumada, el cual fue publicado en el diario "La Prensa" el 28 de junio del 2001. PorAdolfoAhumada Miembro de la Junta Directiva de laACP Cuando llegue el moment exacto de re- solver si se aprueba o no la construccin de una nueva lnea de esclusas, habr que considerar el sensible tema de la relacin entire el Canal y la sociedad. Es obvio que hubo una determinacin colectiva del pas: esforzarse por asumir el control del Canal. Se sabe que el trauma histrico principal radicaba en la Zona del Canal, cuya gravitacin sobre el orgullo national era superior a la de las bases militares y la va interocenica propiamente dicha, pero la administracin del Canal concit tambin el inters patritico de muchas generaciones y personalidades. Al 31 de diciembre de 1999, el panorama era el siguiente: la Zona del Canal haba desaparecido 20 aos antes, el mismo da en que entraron en vigencia los tratados Torrijos-Carter. Las instalaciones militares, por otra parte, haban experimentado un process gradual de significativa disminucin, a tal punto que el primero de diciembre, es decir, 30 das antes de la reversion final, slo se encontraban 41 soldados norteamericanos en territorio panameo. El mismo da 31 ya no quedaba ninguno. Los que estuvieron ese da en el Edificio de la Administracin eran agregados de la Embajada, que se quedaron en Panam para participar en el acto protocolar. O sea, que la presencia military norteamericana en Panam, que muy a principios de los noventa era masiva, ya a mediados de esa dcada era francamente un mito. Sin embargo, quizs hizo falta generalizar una reflexin profunda: en qu grado de estimacin pblica deba colocarse el Ca- nal y, en consecuencia, hasta dnde la colectividad panamea estaba dispuesta a entrelazarse con la evolucin y el destino del paso interocenico. Algunas decisions se adoptaron y pueden ser tiles para formarse un criterio: la Constitucin y la ley contienen normas que le confieren al Canal un grado important de proteccin. Se parti de la premisa de que el Canal tiene que funcionar con reglas distintas al resto de la institucionalidad. Su autonoma es tan funcional, que su presupuesto tiene vigencia especial y las finanzas del Canal no pueden confundirse con las comunes de la estructura gubernamental, a tal punto que la deuda pblica national no afecta el estado de las finanzas canaleras y que se encuentra textual y absolutamente prohibido que el Estado recurra al Canal para prstamos u otros auxilios de carcter financiero, aun a pretexto de solventar necesidades de inters pblico. Igualmente, se estableci que la realizacin de cualquier proyecto en el rea que circunda al Canal require la aprobacin previa de sus autoridades. Del mismo modo, la propia Constitucin responsabiliz al Canal por la proteccin de los recursos de agua que require para su funcionamiento. As, se tiende a garantizar que el impulso que lleva al bienestar alcance sus objetivos en armona con la actividad canalera y nunca en contradiccin con ella. Esa es la concepcin que nos rige, la que la Nacin acogi en la dcada pasada, mediante dos Asambleas, cada una de las cuales estaba dirigida por clara mayora de signo politico distinto. Lo anterior significa que los fundamentos jurdicos para la ampliacin del Canal estn all, pero no son suficientes para ahorramos la reflexin: en material de Canal, hasta dnde la Repblica de Panam est dispuesta a llegar? En la bsqueda de la respuesta, habr que considerar si para el pas, el Canal es una bendicin o una desgracia. La frase de Octavio Mndez Pereira ("Que se lleven su canal, comeremos dignidad") perdi cualquier sentido que hubiese podido tener, dado que ahora el Canal es panameo. Su destruccin o aniquilamiento por haberlo dejado enano sera una especie de inmolacin colectiva cuya responsabilidad nadie creo yo - est dispuesto a asumir. Por eso, la discusin no podr evitar la consideracin de este extremo: si, para su crecimiento y desarrollo, a fin de enfrentar con xito la tendencia mundial de los clients, el Canal llegara a necesitar ms reas territoriales, a fin de asegurar el cau- dal de agua que require en un sistema que seguir siendo por esclusas y no a nivel, estaramos dispuestos a concedrselas? Y si eso significa que esas tierras dejaran de ser agrcolas o ganaderas, aun as habra voluntad para destinarlas al funcionamiento del Canal? O, por el contrario, queremos Canal, pero no much? Esto es, si el funcionamiento del Canal implica este tipo de decisions difciles, habr conciencia colectiva suficiente como para asimilarlas? En la naturaleza de la respuesta tambin influir la percepcin pblica sobre la condicin actual del Canal. No conozco ninguna medicin sociolgica que indique con claridad si ya se encuentra debidamente arraigada una conciencia de "Canal panameo", en el sentido de que las opinions que se general sobre el tema admiten sin esfuerzo consciente o voluntario que el Canal dej de ser administrado por Estados Unidos. Adolfo Ahumada Moiss Mizrachi Roberto Roy ALBERTO ALEMAN ZUBIETA Administrador Adems, todava se escuchan voces que proclaman con much firmeza la idea de que satisfacer la demand international es intrnsecamente reprobable. Sealan que la propuesta de ampliacin, sobre todo la de la tercera lnea de esclusas, es criticable porque le otorga seria importancia a los requisitos de los dueos de los barcos y de la carga que va dentro o encima de los mismos. En el planteamiento se olvidan elements clave: si el transport martimo international que es un instrument del comercio entire individuos, empresas y naciones- encuentra que, por el tamao de los barcos la ruta de Panam ya no tiene la misma utilidad histrica de otros tiempos, entonces otras rutas vendrn a reemplazarla. Dicho de otro modo, si el Canal no escudria en la dinmica de la economa mundial y no se detiene a estudiar las perspectives del intercambio de mercancas, estamos perdidos, porque la posicin geogrfica sin Canal no es lo mismo que la posicin geogrfica con Ca- nal colocado a las alturas de los tiempos que corren. Desde luego, habr que examiner todos los temas vinculados a la material. La estructura de peajes tendr que modifi- carse, pero con el cuidado de no pasar ese lmite lgico de prudencia que est tan ligado a la competitividad de la va y al triunfo que ha logrado hasta ahora- sobre otros mecanismos de transport mundial. La cuestin ecolgica tendr que former parte de la propuesta y, sobre todas las cosas, el destino de los moradores de las reas que pudieran utilizarse, siempre con el enfoque de una ampliacin canalera que, para los campesinos, signifique un verdadero salto cualitativo en sus vidas. Al final, sin embargo, el grado de acuerdo pblico que pueda lograrse depender de la manera como nos definamos frente a los interrogantes sobre el rol del Canal con respect a la sociedad. O sea, si llegamos o no a admitir que si el Canal crece, el pas tambin. Luis Anderson Samuel Lewis Navarro Abel Rodrguez RICAURTE VASQUEZ Subadministrador Mercedes Morris Garca Gerente, Divisin de Comunicacin Corporativa Teresa Arosemena Editora Encargada El Faro es una pubhcacion official quincenal de la Autondad del Canal de Panam Los artculos que en ella aparecen pueden ser reproducidos sin pedir autonzacin, nicamente acreditando la fuente Toda colaboracin debe ser entregada antes del mediodia del jueves antenor a la semana de su publicacin o antes del mediodia del mircoles, si hay algn dia fenado durante la semana de publicacin El Faro se reserve el derecho de publicar o modificar el contemdo de la nformacin recibida Las opmiones expresadas enlas colaboraciones no reflejan necesanamente la posicin de la Autoridad del Canal de Panam, sus directors o gerentes Para informacion sobre subscripciones, llame al 272-3202 o 272-3165 o envie un mensaje por correo electrmco a AEP-ED(,pancanal com JUNTA DIRECTIVE Ricardo Martinelli B. 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