El Templete, el Rincn del amor, las maticas de Felo y la Los ca rteles esquina caliente fueron algunos de los nombres que, aun y ,sin aparecer en carteles, fueron el bautizo ideal para los luga- del Pa |raiso res ms frecuentados. El primer fin de semana un letrero inmenso dio una acogida un tanto preocupante: Novios, by- 1 bienvenidos... firman: los actuales novios de sus novias. Por Rodolfo Romero Reyes, En otro mural, ubicado en el del puesto de mando de la estudiante de Periodismo FEU, se adverta: Lo que pase en Paraso, se quedar en Ilustracin: Joseph Ros Paraso. Pese a todo este ambiente de armona y arte que ofre- can tantos carteles, muchos fueron los que, agotados, se En el kilmetro 42, doblas a la derecha, por esa calle fugaron de forma sorpresiva: de madrugada y a escondi- LA recto, hasta un cartel azul con una flecha blanca, sigues das, para un turno mdico un domingo en la maana, el S la flecha y despus de unos 500 metros Ilegars al pa- velorio de un primo segundo de un to de la vecina, H A ITIA N A raso; hay un letrero grande que lo anuncia, no pueden novias con amenazas de aborto y otras muchas etcteras perderse, haba explicado con detenimiento el lder similares. Pero el tiempo pasa y por suerte para Tania, PorYuris Nrido estudiantil. Vaya nombrecito!, murmur Tania mien- lleg el ltimo da. Ella haba disfrutado mucho a tras se preguntaba a quin se le habra ocurrido deno- pesar de los pesares. Por eso, minutos antes de re- minarlo as. coger la maleta, escribi en uno A la entrada de cualquier campamento agrcola se lean de los muros un ltimo car- Los haitianos venan de tarde en tar- carteles similares: Alegra, Victoria, Paraso Qu iro- tel: Los que no vinieron... de y mi abuela les haca caf. No ve- na! Verdad? En su aula, desde que supieron de la tarea se lo perdieron, los aplausos nian juntos, porque los haitianos eran comenzaron los certificados mdicos: alrgicos a la tierra, sern para los que s / se criaturas solitarias. Pasaba tambin, a la ropa verde, al trabajo. Hubo una muchacha que se vinieron. muy de cuando en cuando, una oper por quinta vez los cordales y hasta se tir haitiana, delgadsima, siempre vestida Sfotos con la cara toda hinchada. A otro le lleg el de blanco, inmaculada, hasta el punto padre que andaba de misin y el mismsimo de que yo no poda explicarme cmo Urbino argument que necesitaba quedarse en casa no se ensuciaba ni un poquito con tan- para darle comida a una cotorra que si no morira de ta tierra colorada en las guardarrayas. hambre. Se sentaba en la cocina a parlotear Con la mitad de los comprometidos mont Tania B mientras mi abuela preparaba la co- en el camin camino al Edn como dice cierto car- i mida. Le gustaba mucho la limonada y tel del ICAIC. El trabajo era lo de menos y poco a el pan con mantequilla, al que le echa- poco se volvi realidad la mentira de los 20 sacos por ba siempre un poquito de azcar. O I persona. En el comedor del campamento, con letras Mi abuela deca que esa haitiana te- S 1 grandes y en una pizarra improvisada se lea un men na ms de noventa aos, que era muy elaborado a base de tubrculos: arroz con perritos y buena persona, que ayudaba a todo el papitas, papa hervida sin sal, pur de papa para acom- mundo, y que estaba sola, porque se le paar el plato fuerte y un arroz con leche en el que la 1 haban muerto todos los parientes. muchacha distingui un sabor muy conocido. Un da decid seguir a la haitiana. En las tablas de muchas literas los grafittis se multi- Atraves la arboleda sin perderla de plican: David, el salvaje de Turismo, Lester, el dia- l vista. Ella iba por el camino, pasito a blo de las tertulias literarias, Rosy, la de la manzana- pasito, tarareando una cancioncilla. Me pecadora y hasta uno que deca: Si esto es el Para- escond detrs de un matorral, al bor- W so, no quiero saber la cantidad de sacos que hay que de del trillo. Poda verla muy bien, pero llenar en el Infierno. ella no poda verme a mi. De pronto tuve unos deseos irresistibles de asus- tarla. Cuando estuvo muy cerca me tap **ee ***************ee************************************************* la boca y ulul con voz tenebrosa. La haitiana se detuvo, mene la cabeza y sigui caminando. Volv a ulular, aho- Por Tamara Rosell ra mas fuerte. La haitiana se volvi. No pareca asustada, ni tampoco molesta. Se Hto y encogi de hombros e iba a seguir su camino, pero tropez y cay al suelo. Yo si me asust mucho, porque sabia que haba sido el culpable del acciden- te. Sent que tena la obligacin de ir a ayudarla, pero estaba paralizado en mi escondite. Por suerte, la haitiana se in- corpor enseguida. Se haba ensucia- do la ropa y tena un araazo en la ro dilla. Me dio mucha pena, mucho mie- do, y empec a llorar bajito. Entonces me descubri. Me mir tristenmente a 4 los ojos, dio media vuelta y sigui an- dando. Me fui corriendo para la casa, sin sa- ber qu hacer. Pasaron unos das an- Foto de ayer (2008) tomada de Internet / gustiosos.Temia que de un momento a otro todo se supiera, crea que mi abue- la no me lo iba a perdonar y eso me El arte que inspira asustaba ms que el castigo que de se- guro me impondran. Al noroeste de Holgun est Gibara, una ciu- Y una tarde regres la haitiana. Ve- dad fotogrfica, quizs una de las primeras zonas nia como siempre, pasito a pasito, con recorridas por Cristobal Coln en suelo cubano. rla ropa blanquisimna. Del araazo, ni El cineaste Humberto Sols (1941-2008), fue su rastro.Yo sal corriendo y me escond ms reciente descubridor. Lleg y plant la semi- en la casita donde almacenaban el maz. Ila del Festival Internacional de Cine Pobre, un Pero miabuela fue a buscarme para que espacio cultural donde se unen propuestas musi- fuera a saludar a la haitiana. cales, literarias, exposiciones de artes Llegu temblando. Lahaitianatena plsticas...Todo en torno a las muestras y debates su vaso de limonada en la mano. Cuan cinematogrficos. La imagen ms reciente, de la do estuve frente a ella la mir con ojos tambin conocida como Villa Blanca, capt un lastieros. Me alborot el pelo y me atardecer en medio de la VII edicin de este even- dijo: nio bonito. Me dio un beso en la to (celebrado entre el 13 y 19 de abril pasado). La frente y sigui tomando su li- otra nos recuerda el azote del huracn Ike en esa monada. region a finales de 2008. Unos meses despus, Gibara vovi a respirar cine en sus calles y plazas. L.