e ste an o todos cumpliremos 30. Mis colegas de la universidad, mis amis- tades del preuniversitario. Ya pas la feliz veintena, cuando ramos casi adolescentes, casi adultos, demasia- do jvenes para que el incierto futuro nos amar- gara la fiesta de estar vivos. Hace un par de semanas dos amigos deci- dieron celebrar sendas fiestas, por razones bien distintas. Uno cumpla los mticos 30, el otro se iba del pas; uno entraba en la adultez, el otro dejaba a la memoria lo vivido en una tierra que solemos llamar patria. Todo ocurra la misma noche, en barrios diferentes de La Habana. Mi amigo Mario dice que me tomo el asunto de la edad demasiado en serio. Quizs. Pero es que haber completado la tercera dcada de existencia es, de acuerdo con las rigurosas es- tadsticas, como haber recorrido la mitad del camino (as lo llam Dante, hace bastante tiem- po). Al menos sucede as en esta Isla donde la esperanza al nacer supera los 70 aos. Mario y yo nos graduamos en la Universi- dad de La Habana en 2003. Han transcurrido seis aos de andar de un lado a otro buscando el sitio donde ejercer nuestra profesin de pe- riodistas. Encontrar el lugar no ha sido tan sen- cillo, pero hoy estamos a gusto, l en su revista y yo en mi pgina web. Esa es, ms o menos, la historia de Tania, los dos Luis, Enrique, Ania... Sin embargo, el happy end no ha tocado a la puerta de todos. Aunque licenciados en una de las ms pres- tigiosas universidades del pas, el ttulo no fue un pasaje a la mejor de las ubicaciones posi- bles, sino ms bien, en algunos casos, todo lo contrario. Mis colegas y yo hemos padecido la preca- Por Boris Leonardo Caro riedad salarial del adiestrado que realiza su Versin de un trabajo publicado originalmente por servicio social, descorazonadoras condiciones IPS (www.cubaalamano.net) de trabajo, directivas anquilosadas... Y tam- ' bin hemos disfrutado las posibilidades de De todos, quienes nacieron en otras provin- Fue mi tercera fiesta de despedida en menos capacitacin, el aliento de los colegas ms ex- r cias relatan las experiencias ms duras. Unos de tres meses. Hicimos los mismos cuentos de perimentados, la confianza de algn superior pocos regresaron al terruo natal. Hoy son per- siempre. Remos, ajenos a la gravedad de las .en nuestro esfuerzo. sonajes de los medios locales o reconocidos despedidas. profesores universitarios. Los que decidieron Una parte de nuestra generacin emprende SD I quedarse en La Habana narran versiones cuba- un lento camino de regreso a la tierra de sus nas de la Odisea, no en busca de Itaca, sino de ancestros, o de quienes los trajeron obligados L, un cuarto de alquiler. En cualquier caso, el trn- o engaados al Caribe, desde el frica negra y A rD E LS sito entre el aula y el taller -para decirlo meta- Asia. Sfricamente- no ha sido ni tan plcido como Haygruposcasicompletosdemipreuniversitario D E L A S U >^ sobamos ni tan espinoso como podamos que hoy matriculan en las aulas de la emigracin. esperar. Viven en el planeta Facebook, te sorprenden en CSO N E S Ahora la mayora tiene una pareja estable. Con- una esquina de Internet. Hacen fiestas en la Florida, tamos varios matrimonios, un divorcio, algunos en Madrid, y hasta en La Habana. Aqu tambin D C SsE hijos. La familia heredada se ha transfigurado en hacemos fiestas de adioses. Fiestas que duelen. creacin propia, el fruto del amor y la casualidad. No conozco a nadie que haya sido rechazado Entonces vuelve aquel dibujo de escolares: la por su decisin de abandonar el pas. Antes era mam, el pap, la descendencia sonriente, tal as. Ciertas costumbres han cambiado. vez un perro y siempre una casa pequea, con Mi amigo Reinaldo vio derrumbarse su casa flores y un televisor. Al menos as pintbamos en una cntrica esquina habanera. Luego tard en mi infancia, un nmero impreciso de aos en volver a tener Una casa... En un pas con un dficit de me- un techo propio, juntoa su madre. Trabaj en un dio milln de viviendas, soar con una casa par de lugares. Imagino que estuvo cerca de sus propia es como anhelar un vuelo al cosmos aspiraciones profesionales. Nunca se quejaba. para ver el azul del planeta. El salario no dara para mucho, pero el dinero Mis amigos viven en el aparta- no lo es todo. mento familiar, o en un cuarto pres- Su historia se repite en Marta, mi profesora tado, o en un alquiler, y ven cmo sus de francs, que se fue a conocer Paris y no re- magras economas de jvenes profesiona- gres; en Zayda, que tampoco retornar de su les desaparecen cada mes. Mas, la felicidad de viaje a las latitudes septentrionales; en ngela, vivir en pareja no tiene precio. aunque sus lgrimas desborden cada invierno En las casas de hoy nos reunimos de vez en la terminal tres del aeropuerto Jos Mart, cuan- vez, unidos por la sed de aprovechar el da. Yo do deje a su familia por otros 11 meses. Ellos observo a Roberto, que abraza a su hijo pe- han dado un largo paso por encima del mar, queo. Pienso en cundo me llegar esa cari- hasta aferrarse al suelo del continente. Adems, cia del que ser carne de mi carne. Recuerdo el tienen en comn la nostalgia y la edad: en torno descenso de la fecundidad, el envejecimiento a los 30 aos. acelerado, la inminente crisis demogrfica. No creo en cbalas ni en profecas Mi esposa, cinco aos ms joven, no parece numerolgicas. Temo, sinembargo, a los 30ysus demasiado entusiasmada con mis proyectos. preguntas inoportunas. A quin se le ocurra, a Tampoco sus amigas, que postergan sus los 15 aos, inquietarse por el futuro profesional, maternidades para una fecha indefinida des- la vivienda, la descendencia, el maana de una pus de los 30. nacin vivida y sufrida allende y aquende? No se trata de los 20 aos de crisis econmi- Lleguen entonces los ineludibles 30, con su ca -ahora aderezada con una crisis financiera carga de jbilo y de adioses. Estoy seguro que global-, ni de los tres ciclones y el cambio dentro de 10 aos mis preocupaciones sern climtico, ni de los horizontes laborales, a ra- otras y circunstancias como estas de hoy, ha- stereo Segura, 2009 tos nublados. Pero si, tambin por todo eso. brn sido superadas por la sociedad y para bien Obra Tierra fantasma, Estereo Segura La respuesta podra tenerla Reinaldo, el amigo de los cubanos que entren en la segunda mi- que aquella noche nos dijo au revoir. tad de la vida.