Cultura del deBATEPorHilario Rosete Silva BASE BALL Y MEIOS Cultura del debate y esfera pblica en por Graziella Pogolotti, y Las causas de las Primero. En Cuba se debate mucho, en mlti- Cuba. Esfera pblica y cultura del debate en cosas, de Desiderio Navarro. Esta incluye el pies sitios, en las salas de nuestras casas, en la el Socialismo. Socialismo y cultura del deba- artculo In medias res publicas, aporte del esquina caliente del Parque Central. Mas para te, una visin desde las revistas culturales. autor a la comprensin del papel del intelec- que un debate se instale socialmente, necesita Cualquiera de estos titulares reflejara la esen- tual en nuestra esfera pblica que haba sido de espacios formales, requiere de una visibili- cia del ltimo inning de La Cafetera -postrera publicado en La Gaceta de Cuba y en Ensayo dad que le permita trascenderel colectivo don- entrada del curso acadmico 2006/2007-, si- cubano del siglo XX. de se genera y crear vasos comunicantes en- tio habitual de controversia de la Facultad El panel cafetero lo integraron los editores tre diferentes sectores. de Comunicacin (FCOM) de la Universidad de Esther Prez y Gabriel Capar, de la revista Segundo. Lo que estamos efectuando aqu La Habana (UH) que antes tuvo eco en Alma Caminos -del Centro Memorial Dr. Martin quizs no sea un debate, porquetal vez sobre Mater a travs de su designada, la joven pe- Luther King Jr.- y La Ventana -portal infor- los asuntos bsicos todos coincidimos, mien- riodista Ivet Gonzlez Lemes, y que esta vez mativo de la Casa de las Amricas-, respec- tras que un debate supone diversidad; si se fue conducido por Lzaro Rodrguez, jefe de tivamente; el propio Lzaro Rodrguez, jefe de debate es porque hay criterios diferentes. Por redaccin de la revista Temas. redaccin de Temas; Aurelio Alonso, ende, el debate debe ser capaz de asimilar el Recin se marcaron hits que apuntan a subdirector de Casa; y Norberto Codina y conflicto, incluso de darle la bienvenida. sistematizaciones sobre estas temticas, como Tamara Rosell, directores, en ese orden, de Tercero. Con respecto a la construccin de son Polmicas culturales de los 60, compilada La Gaceta de Cuba y Alma Mater. su agenda u orden del da, en relacin con los Terminado el training, as comenz el juego: asuntos que se van a debatir, el espacio de de- bate debera de ser horizontal y democrtico. El match de la diversidad Y cuarto. El debate, insisto en esto, no puede Esther Prez: Si lanzramos la pregunta de ser un ejercicio intelectual, que se agote en si si existe en Cuba una cultura del debate que nos mismo, sino que tiene que proponerse un obje- satisfaga, estoy segura de que la respuesta un- tivo que lo trascienda. Se debate con el fin de nime seria, no. Pero si preguntramos si el construir algo nuevo, que vaya ms all del socialismo necesita una mayor cultura del de- debate mismo; si no, se convierte en catarsis. bate que la que exige el capitalismo, de seguro Son varias las influencias que inciden sobre que esa respuesta seria si . Estamos pues ante la posibilidad de que el debate se afiance. Cuan- una contradiccin flagrante entre necesidad y do hay un corte entre los debates producidos realidad,y para romper el hielo quisiera comen- en espacios informales y los ms sociales, zar por algunas ideas acerca de las condiciones como los medios de comunicacin, los prime- que requiere un ambiente de debate. ros suelen resultar fragmentarios, o padecer de localismo. En segundo lugar, en ese gran socializador que es la escuela (en un pas don- de todo el mundo va a la escuela) no se desa- rrollan suficientemente las capacidades de con- frontacin de puntos de vista, de debate de ideas. Nuestra educacin sigue siendo bastan- te dirigista. Los medios de comunicacin y la escuela deberan ser instrumentos privilegia- dos de fomento del debate. Aurelio Alonso: Ayer (18 de abril) fue un da de debate excepcional para toda la Isla. En la esquina de mi casa se debati hasta las dos de la madrugada; alguien debi de Ilamar a un patrullero para que no se debatiera ms so- bre el resultado del primer juego (de la final de la 46 Serie Nacional de Bisbol) entre San- tiago de Cuba e Industriales. Pero hay deba- tes y debates. La cultura del debate se vincula a la diversidad, y en el deporte es fcil hallar- la, pues, como todos los juegos, est asociado a una diferencia, al corte existencial con lo co- tidiano -les recomiendo esa pequea joya que es la Teora de los juegos, del socilogo fran- cs Roger Caillois (1913-1978). Doble play AurelioAlonso: El debate se complica cuan- do se relaciona con la superestructura de la sociedad y las definiciones del poder, o cuando roza las proyecciones polticas, culturales o in- telectuales, objeto de las Polmicas culturales de los 60, el libro que compilara Graziella Pogolotti y que acaba de salir a la luz. 18