BOOK REVIEWS 131 rio). El aprendizaje, la mtfsica y las artes en general quedan regidas por otra mujer, Saraswati, y de quien se dice que, sin ella, Brahma no puede hacer su trabajo, de la misma manera que Shiva no puede existir sin Shakti. De he- cho, existe un concept de uni6n entire Shiva y Shakti el cual se denomina Ardhanaareeswara, lo que denota que el uno no estA complete sin el otro. Este nivel conceptual de interdependencia entire el Yo y el Otro, hombre y mujer, es el reclamo tAcito de los poemas en Namastd. La mujer como dadora de vida. Facilitadora de la existencia. Origen y camino. Diosa y poeta. Todo esto, o en su defecto, su ausencia y su diferen- cia, como diria Foucault, fluye como un rio de voces a trav6s de las paginas de este libro y hacen del mismo un fino reclamo post-feminista. Por eso, no es casualidad que estos poemas cantan del amor de mujer a mujer, de mujer a hombre, de mujer a hijo y de mujer a su tierra, que es el amor de la mujer a si misma. Tampoco es casualidad que el primer poema de este conjunto se titula "Amiga," texto que plantea la identificaci6n y solidaridad entire dos mujeres que, a todas luces, aparentan tener mAs que el mismo sexo en com6n. "Vine cuando supe/ que llorabas en el rio," dice la hablante al consolar a su inter- locutora. "CuAnto lo siento amiga/ te hiciste su esposa/ whatever that means/ y no te explic6/ qu6 era ser madre, mueble y sexo". Queda expuesta la cons- trucci6n de la mujer como objeto subordinado, sexualmente, a los desig- nios del hombre. La hablante s6lo puede ofrecer el aliciente de la palabra y la promesa hecha signo: "te prometo estar alli/ esperandote/ con una pie- dra/ en cada mano/ para que te sientes/ descanses/ te encuentres/ otra vez/ mujer/ como yo te conoci." Este cierre de filas entire la especie femenina establece la t6nica del poe- mario y reverbera en poemas como "Un poema de solidaridad," que condena la mutilaci6n genital en las mujeres, process que no s6lo priva a las mujeres de la sensitividad sexual, sino que es la metonimia ulterior de la opresi6n a la mujer. Tambien, en el poema "Espiritu en fuga," la voz lirica musita: "te olvidas por costumbre/ a no poder volar/ a lo que huele el amor." En "Un poema de solida- ridad," la hablante clama a su madre por ayuda, y ante la inercia de esta 6ltima, la culpa de su desgracia: "Sabes lo que te cuento/ s6lo mirame/ mirate en tu espejo/ mutilada a sangre fria/ una nifia ya cicatrizada/ mirame/ mira lo que has hecho." La etapa del espejo de la cual nos hablaba Lacan queda revertida y la madre ha de encontrarse en la imagen desvirtuada de la hija. No empero, de la misma manera, la hablante del poema "Espiritu en fuga" insta a su interlocutora a encontrarse en "el traje harapiento/ de tu madre muerta" y en "el biber6n/ que prepare por tantos afios/," para consecuente- mente sentenciar: "te olvidas/ y comprendo." En los versos finales, la ha- blante dice: "siento la soledad de tu cadAver/ en el hueco de mi pecho/ y en lo h6medo del cielo/ los Angeles estrechAndote alas/ dAndote la bienvenida/ IlevAndote de vuelta al amanecer" (52). La identificaci6n con y la diferencia- ci6n del Otro en estos dos poemas se hace un camino en dos direcciones.