JULIA DE BURGOS: OTRO MODO DE SABER De la plaza al parque Un escritor ha leido en un conjunto de fotografias lo que represent la irrupci6n de las mujeres en el mundo del trabajo asalariado y de las profesiones hacia la cuarta d&cada del siglo XX.6 El mundo imaginario que crean estas mujeres, su solidaridad y el desafio que entrafia su presencia en lugares en los que antes no solfan estar, son rasgos que observa Edgardo Rodriguez Julia en ese transito que llama "de la plaza al parque". "La cantante de estas mujeres emancipadas... es, ique duda cabe!, Sylvia Rexach." describe el autor y contin6a: Julia de Burgos seria la poetisa para expresar la inquietud y el romantico erotismo de esas pioneras.. .La bohemia de Sylvia, su vida desgarrada entire el goce y el dolor, reflejan aquellos afios...(las tertulias en El Chevere, El Nilo y El Palace...) en que el predominio del var6n sobre la sociedad machista va encontrando la horma de sus zapatos. El erotismo de la Rexach en Olas y Arenas- lo mismo que la pasi6n de Julia de Burgos en tantos poemas- reafirma una sensualidad que la mujer puertorriquefia habia escondido tras los remilgos y pudores de una gazmofieria asumida o aprendida.7 He querido citar el texto de Rodriguez JuliA porque apunta al cambio social representado en las obras de una compositora y cantante popular y una escritora, y a la conflictividad que tuvo que entrafiar esa transici6n hacia otros espacios. Este hecho no es ajeno a la recepci6n critical del moment y a la de las d&cadas del cuarenta y el cincuenta que, si bien fue sumamente elogiosa, s6lo ley6 parte de las propuestas alternas de Burgos y, en muchos casos, las enarbol6 como el emblema de su poesia. Habria que esperar hasta la decada del setenta para encontrar otro modo de saber en torno a Julia. MAs adelante hare un recuento de otras perspectives sobre Burgos y de lectures que aun estin por hacerse. Como ha sefialado Iris Zavala, la poesia de Burgos "propone nuevas formas de experiencia, mediante un mundo cargado potencialmente de formas alternatives de emociones y sentimientos."8 La inscripcion en el canon tenia que resultar problematica en el context de la intelectualidad de las primeras d&cadas del siglo XX. Incluso la participaci6n de una mujer en las tertulias literarias (a las que hace referencia Rodriguez JuliA en el texto citado), ese espacio que posibilitaba el diAlogo con otros escritores, consagrados y noveles, y abria el camino para la publicaci6n en revistas y peri6dicos, debe haberse visto como algo extrafio, con visos de escAndalo pues se trataba de lugares que eran cenaculos masculinos. Jose I. De Diego Padr6, por ejemplo, describe a los que concurrian en la tertulia del restaurant El Chevere, presidida por Llorens Torres y a la que asistia Julia, con las palabras "una bohemia de solitarios que no admitia ni de broma el element femenino."9 De otra parte Juan Gelpi ha sefialado que, en la d6cada de 1930 se cuaja un