30 FRANCISco CABANILLAS pesadilla de que, por ejemplo, en Nuevo tiempo mexicano (1994), Mexico se Ilegue a convertir en otro Estado Libre Asociado; mas allA o mas aca de la inexistencia, en The Twentieth Century (1980), de la lucha nuyorican en el siglo veinte de Howard Zinn; mas allA o mas aca del dolor por Cuba de la Generaci6n del Noventa y Ocho, c6mo nos han incluido o excluido ellos, los latinoamericanos, los gringos y los espafioles; y de qu6 manera responderia la cultural boricua ante ese ajetreo de inclusiones y exclusiones. En lo que sigue, exploramos brevemente una premisa est6tica como trasfondo de ese entrejuego entire la ausencia y la presencia de lo boricua en el imaginario del siglo XX; luego, comentamos tres ausencias y tres presencias de lo boricua desde ese diAlogo panamericano y espafiol, tramado entire varias disciplines; finalmente, para romper con las dicotomias escolares, planteamos, como respuesta de la cultural boricua ante el siglo XX, una negociaci6n entire la ausencia hist6rica y la presencia cultural que dramatic y que complique las restas y las sumas absolutas. Desde el neobarroco y el surrealismo Desde una premisa estetica, imaginamos el trAmite entire la ausencia y la presencia de lo boricua, al fondo de esta negociaci6n panamericana y espafola, como un didlogo entire el vacio originario del barroco (el horror vacui) y la presencia sorpresiva del surrealismo (de lo real maravilloso o del realismo mAgico). Ajustando a grandes rasgos el neobarroco sarduyano, la ausencia seria el resultado de un corte; en este caso, una manera de cercenar lo boricua en medio del dialogo, como si se tratara de un machetazo. Por su parte, la presencia sorpresiva habria que verla como una aparici6n afirmadora. Entre el machetazo y la aparici6n, lo boricua sera restado de la imagen pict6rica y de la escritura latinoamericanas, y del sonido caribefio; y, como aparici6n surrealista, lo boricua serA afiadido a la identidad cultural de Cali, Colombia, a la lectura political de la invasion de PanamA de la estadounidense Barbara Trent, y, finalmente, a una vision catalana de los Estados Unidos. Desde el dialogo intrapuertorriquefio, la negociaci6n entire el corte (neobarroco) y la aparici6n (surrealista) se puede dramatizar mediante la incidencia de cuatro artists puertorriquefios -Rafael Trelles, Luis Alonso, Elizam Escobar y Pep6n Osorio- en el cuadro emblematico de la puertorriquefiidad decimon6nica: El velorio (1893) de Francisco Oiler, cuadro al que en La raza c6mica (2002), Rub6n Rios Avila le hace una lectura a tres niveles (sociol6gico, sicol6gico y simb61lico/estetico). Frente a la propuesta de Oiler, que negocia la ausencia (la muerte del nifio) en presencia, "inventario human de una puertorriquefiidad" (Delga- do 45), la de Rafael Trelles, "Visitas al velorio, hommage a Francisco Oller" (1991), recupera el sentido de presencia que Osiris Delgado recalcaba al hablar de un "inventario humano" En el molde de la puertorrriquefiidad