22 MARIBEL ORTIZ MARQUEZ a raiz de la critical del empiricismo. Como nos ha recordado Joan Scott, en su ensayo "The evidence of experience," la "experiencia" se constitute como un nuevo fundamento cuando los discursos de la modernidad entran en cri- sis.26 En el caso de los Estudios Puertorriquefios, la revaloraci6n de la dids- pora y sus manifestaciones culturales vino acompafiada de una organizaci6n de esa "experiencia" que se tipific6 como "puertorriquefia." Esta se caracteri- z6 como "obrera," "masculina," "consciente" de su situaci6n social y organi- zada. Permiti6 general un caudal de documents sobre la vida de "otros" olvi- dado por los proyectos de la modernidad. Sin embargo, como nos ha sefiala- do Scott, ocult6 las "l6gicas" que han facilitado ese encubrimiento. Las implicaciones de este paradigma son diversas. Por un lado, es impor- tante sefialar que el trabajo de Flores/Campos se conforma a partir de una diferenciaci6n del trabajo antol6gico de Babin ya discutido. Para los ensa- yistas, Babin represent una de los influyentes trasmisores de "las trampas culturales ensambladas por el Estado Libre Asociado." Su objeci6n al traba- jo de Babin se debe a que establece una "herencia cultural" ciega de cual- quier "contradicci6n sobresaliente en el desarrollo de la cultural national" (132). La identifican con los "lofty cultural ideals" que habian sido represen- tados tanto por De Diego, durante la primera parte del siglo XX y luego por Mufioz Marin, a mediados del siglo XX. Ahora, en lo que respect a mi ensa- yo, puedo evidenciar que el mismo "paradigma de continuidad" sigue ri- giendo la organizaci6n de la literature de la diAspora, aunque los ensayistas discutidos hayan tenido que re-constituir la historiografia literaria islefia, cambiar su signo (de burgues a obrero) y reorganizar el sistema literario a partir de las manifestaciones de los sectors trabajadores. La cultural ya no serA patrimonio exclusive de las classes burguesas, sino "serA vista como una cultural ascendente fundamentada en la oposici6n mAs radical a aqu6lla que ha sido impuesta por el imperialismo" (Flores/Campos, 141). Como se observa en la cita, el "caracter revolucionario de los textos" tampoco ha desaparecido totalmente de la apreciaci6n de la literature de la diAspora; mas bien se traslapa con el "paradigma de clase." Este planteamiento, a su vez, no se puede leer como una gesti6n indivi- dual de los ensayistas; mas bien se relaciona con un cambio en lo que cons- tituye lo literario a partir de la apreciaci6n de otras prActicas escriturales como son la autobiografia, el testimonio, las memories, los discursos, etc. Estas nuevas prActicas se comienzan a privilegiar desde los afios sesenta y setenta a partir del surgimiento de nuevos movimientos sociales y del apo- yo institutional que recibieron de parte de la Revoluci6n Cubana y la Revis- ta Casa de las Americas.27 A su vez, permiten el surgimiento de un nuevo tipo de intelectualidad comprometida con las causes de los sectors margi- nales. En el caso de Puerto Rico, los trabajos de CEREP (Centro del Estudio de la Realidad Puertorriquefia) le ofrecieron a los estudiosos de la diAspora un arsenal de material sobre los movimientos sociales de principios del si- glo XX con que ir reformulando las ideas de una cultural fundamentada en la