ANTOLOGAR ES UN ARTE CAN6NICO 13 Siln, Borinquen: An Anthology of Puerto Rican Literature (1974) de Maria Teresa Babin y Steiner, The Nuyorican Poets' Cafe: An Anthology of Words and Feelings (1975) de Algarin /Pifiero, Herejes y mitificadores (1980) de Barradas/Rodriguez e Inventing a Word (1980) de MarzAn, todas son sobre la literature puertorrique- fla, particularmente, la poesia; entiendase con la excepci6n de la de Algarin/ Pifiero que amerita un studio independiente,7 y la de Barradas que fue publica- da en Puerto Rico8-los poetas seleccionados en estas antologias son de Puer- to Rico, con algunos poetas "excepcionales" de Nueva York (fundamentalmente Pietri y Victor HernAndez Cruz). Todas, con la excepci6n de Barradas, fueron publicadas en Estados Unidos durante la d&cada del setenta. Atn la de Babin/ Steiner que comprende un corpus mayor (no exclusivamente literario) y que comentar6 posteriormente, fue publicada en los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de que en la antologia de Babin/Steiner se evidencia un piblico mayor que podria familiarizarse con el desarrollo de las letras puerto- rriquefias y al cual se le ofrece "una muestra representative de la escritura en poesia y en prosa desde el siglo XVI al presente" y que la de Barradas/Rodriguez pretend hacer lo contrario, familiarizar a la comunidad puertorriquefia de la isla de Puerto Rico con las letras de la diAspora, a todas las antologias las afna el reclamo de "representar un grupo" especificamente los puertorrique- fios y su producci6n literaria a partir de paradigmas distintivos. La configuracl6n del canon Si bien las antologias constituyen un corpus dificil de aprehender, precisa- mente porque parten de distintos criterios de selecci6n, es important res- catar aquello que tienen en comin y que las identifica, en mi opinion, con un proyecto comparable al que se estaba fraguando en los programs de estu- dios en los Estados Unidos, particularmente Nueva York (en City University of New York), aunque con algunas lines de fuga que estudiar6 en su mo- mento. La ausencia de material primario y la necesidad urgente no explicitada en las introducciones, pero evidence en la organizaci6n y temprana publica- ci6n de estos textos que coincide con la formaci6n de los programs de studios, unido a la ausencia de textos monogrificos que examine su rele- vancia en un marco contemporAneo de la producci6n cultural (pensemos que, tanto el libro de Eugene Mohr The Nuyorican Experience se viene a pu- blicar en 1982, como los ensayos monograficos de Flores/Pedraza donde hay un acercamiento mAs sistemAtico sobre esta literature, fueron publica- dos a finales de los setenta, 1979) y la identidad national de los ant6logos, le otorgan a estos textos un caracter preceptivo, sino can6nico, dificil de ocultar.9 Si bien coincidimos con Susan Koshy al sefialar que nuestro interns en exami- nar las antologias radica en estudiar las "definiciones primaries" que se hicie- ron sobre la literature de la diaspora, es decir, los principios rectores que orga- nizaron las primeras muestras de la poesia puertorriquefia en ingles y no en sugerir que existi6 un esfuerzo sistemAtico de configurar un canon ("The