MARIBEL ORTIZ MARQUEZ primeros articulos que comenzaban a teorizar sobre los programs de estu- dios (particularmente aquellos escritos por los grupos de trabajo del Cen- tro de Estudios Puertorriquefios y su director, Frank Bonilla) evidenciaba la necesidad de conformar un corpus que atendiera las necesidades de un nfimero creciente de estudiantes que entra e irrumpe en la universidad como un invitado inesperado. Como sefialaron los mismos estudiantes en el ma- nifiesto de 1969: They want us to come into colleges, learn a skill, learn to take orders, forget that we're Puerto Ricans and become instead carbon copies of white middle class Americans. Our purpose in school must be 1) to learn a skill that will help us better understand the mechanical, economic and social workings of the system, 2) to learn about ourselves, our history here and in Puerto Rico, our culture, our identity as people, 3) to bring the services of the university to the community which is denied the knowledge behind those "ivy walls" because of jive requirements that are made to keep the majority of people ignorant and make a minority of the people think they are together and can rule over others because they know more.2 Frente al menu que se servia, los programs de studios y, sobretodo, las editoriales y los profesores adscritos a los programs de studios comenza- ron a configurar textos que suplieran la demand de lectures para los nue- vos cursos.3 No es casualidad entonces que la mayoria de las primeras antologias ha- yan sido preparadas por un nimero reducido de profesores de literature que pertenecian a los programs de studios y que ensefiaban los cursos de los nuevos programs. Matilla/Sil6n, Maria Teresa Babin, Barradas, MarzAn, todos ellos son parte de un grupo fundacional que comienza a publicar, a resefiar, y a estudiar los textos y que comienzan a configurar un corpus que se conocerA posteriormente como "la literature de la diAspora."4 QuizA, mis alli de la diversidad que exhibe la selecci6n, lo que da cohesion a las antolo- gias de la d6cada de los setenta y principios de los ochenta publicadas en los Estados Unidos es la pertenencia de los ant6logos a la academia norte- americana, aunque nacidos y criados en Puerto Rico, aspect que tienen en comfin con la recopilaci6n que se hace en otros departamentos como ha evidenciado Susan Sochy en su studio sobre las antologias de la literature "asiAtico-americana."5 El otro aspect que le da cohesi6n lo constitute la selecci6n de textos de autores exclusivamente "puertorriqueflos" (mayor- mente de la isla, aunque incluye algunos de Nueva York), a diferencia de las (iltimas antologias literarias que se han publicado y que atiende a un inter6s mAs amplio por las literaturas de los "latinos" y que correspondent, a su vez, a la formaci6n y consolidaci6n de programs multi6tnicos.6 Permitanme hacer una pequefia pausa en este punto. Las antologias que he seleccionado para este studio configuran un cor- pus bastante disimil en su contenido: The Puerto Rican Poets (1972) de Matilla/