fundamentalists, a new ambivalence had already begun to modify the Caribbean reading that Benitez Rojo proposed over a decade and a half ago. JTo what beat are we now moving? Zin the same direction but different? Rita Molinero Interamerican University, Metropolitan Campus El Caribe estA de luto por la p&rdida irreparable de uno de sus mas fieles int&rpretes: Antonio Benitez Rojo. No lo estamos menos los que tuvimos la suerte de conocerlo y disfrutar de su amistad. Imposible olvidar su eno-me vitalidad y gusto por la vida, que nos hacia career que vivia cada dia como si fuese el tiltimo. Los mAs disimiles temas eran parte del su interns fAustico: la alquimia, la literature fantAstica, la novela inglesa, los relatos de viajeros, Africa e Indoam&rica, la musica, la economic, la teoria del Caos, la cosmologia; impossible seguir en este corto espacio. Como buen caribefio, su apetito por la cultural era barroco, ac6ntrico; fAcilmente perceptible en ese afin de "summa" y en la coexistencia de diferentes discursos y lectures aparente- mente contradictorias. Cultura semejante a ese texto del Caribe que tan acer- tadamente defini6, a partir de la teoria del Caos, en uno de los ensayos mis contundentes e imaginativos que se haya escrito sobre el meta-archipi6lago caribefio: La isla que se repite. Sin embargo, a pesar de su 6xito como ensayista, Benitez Rojo queria que lo recordasen como escritor de ficci6n. Deja como evidencia de su arte y pasi6n por la literature, varias antologias de cuentos, cuatro novelas y una quinta tal vez inconclusa. Sus dotes de fabulador eran evidentes, asimismo, en el relato oral. C6mo olvidar su talent y gracia para contar anecdotas sobre sucesos que le habian ocurrido a 1l o a sus amigos y que tanto nos hacian reir; o relatarnos con entusiasmo la trama de una novela que estaba escribiendo. Y ese humor tan cubano, tan habanero que lo caracterizaba... Y no es que la vida no le hubiese asignado su cuota de dolor. Al contrario. S61o que como buen caribefio habia aprendido a conjurar el apocalipsis. Se pierde con su partida una cierta manera de hablar, de gesticular, de percibir y disfrutar la vida, que es representative de los habaneros de su generaci6n. Su mirada picara y franca risa, su simpatia, ademas de una ausencia total de afectaci6n, permaneceran siempre en la memorial de todos los que lo conocimos en esta isla tambien en fuga, Puerto Rico, donde tantos afectos sembr6. Por una de esas jugarretas del azar concurrente, Antonio Benitez Rojo inici6 su gran viaje cercano al dia de Reyes. De ser la partida irremediable, qu6 mejor dia para recordarlo con alegria que la efem&rides de nuestros queridos magos. Hasta el final quiso ser consecuente con sus actos y con la consagraci6n del Caribe.