657 -- DIccIONArIO ENoICLOPfDICO DE LA M ASONERA -- ORA jetan, por temor de equivocarnos y por mas- buenas.y sabias que nos parezcan nuestras inspiraciones. Estas con- sideraciones generals, nos inducen juzgar las cualidades -que debe reunir un Orador. Este es necesario que posea la ciencia masnica aun mas que el Presidente, y no me- nos que ste, que posea la experiencia del mundo, de los hombres en general y de los usos particulares de nuestras sociedades, La cualidad mas predominante en un buen Orador, es sin dispute el buen criterio: este es preferible la elocuencia; esto en todo tiempo y lugar, es siempre una verdad, que no encontrar nunca exception en Masonera. No siempre se tiene el don de juzgar acertadamente; siem- pre sin embargo se pueden pronunciar bellas y elocuentes frases, ya debidas la propia inspiration, ya si se quiere, tomndolas de otro. Un Orador, sagaz, mesurado, pruden- te inspirado al mismo tiempo por leales intenciones, in- teresa sus oyentes y les complace, porque saben que con l se encuentran en perfect seguridad. Pero un Orador que solo sepa pronunciar bellas frases, lo nico que puede -'- :conseguir, es alucinar sus oyentes al alucinarse si mis- mo. Una imaginacion arrebatada y ardiente, arrastra casi siempre las otras en pos de la suya; pero dnde van pa- rar entonces los derechos de todos individualmente la fuerza de cada uno? La tribune de la elocuencia puede sin embargo arreglarse de manera que todo el mundo quede satisfecho. Un Orador sabio, en oposicion un Venerable desptico, es el hombre por excelencia: nmbrese pues para este cargo un hermano de edad madura, que piense y juzgue con sano criterio; que ame la rt gularidad y la justi- cia, que sepa fijarlas y mantenerlas: y elijase luego, por Orador adjunto, un hermano en la fuerza de su juventud y de la energa,, de 25 35 alos, lleno de celo, de alma fogosa, dotado de imaginacion rica y brillante, de ta- lento fcil y fecundo y que posea un corazon recto y gene- roso. El Orador titular no ver con disgusto los triunfos de su competitor: colocado en una position naturalmente in- ferior la suya, seguro de llenar bien los deberes de con- ciencia que la Logia le ha impuesto, ser seguramente el primero que aplaudir con toda sinceridad al I-H.. que se le haya dado por adjunto y hasta se envanecer de los laure- les que ste recoja. Se puede considerar este estimable y modesto Orador, como un professor que ensea la juven- tud los secrets de la ciencia, que l ha estudiado durante largo tiempo. El professor se alegra y so envanece de que la multitud de discpulos que le escuchan y le rodean, se le vayan trocando en verdaderos rivals los que franquea gustoso la barrera para que fortificados con sus lecciones y consejos, emprendan raudo vuelo, y ms hbiles que l, lleguen eclipsarle completamente.Pero sabe tambien, que estos jvenes estudiosos, llenos de talent y ricos de por- venir, han de ser justos y reconocidos para con l. "Fu nuestro maestro, dirn estos y aadirn con el conmo- vedor acento de la mas cariiosa amistad: Honor aqul que nos ha dirigido con tanta buena f como nobleza; eter- no honor nuestro decano!" Tal ser el Orador con su adjunto y los otros jvenes hermanos que sin cargo en las Logias se intruyan en su escuela. El Orador, segun las prescripciones estatuidas por todas las potencias masnicas, es el guardian y conservador nato de.lo status y relamentos t generals de la Orden y de los particulares del Taller. Debe por tanto, hacer un estu- 'dio particular y detenido de los mismos, as como de todas las leyes y decretos supletorios, ya de carcter administra- tiro ya dogmitico, que emanen de los cuerpos superiores y muy especialmento, de todo lo concerniente al rgimen in- terior do las Logias, y delos cargos confiados los Dignata- rios y Oficiales. Como ningun reglamento, ningun decreto, asi como ninguna disposicion de carcter ejecutivo y obligatorio pueden ser votados por un Taller, sino se hallan perfectamente ajustados en su letra y espritu la Cons- titucion y los Reglamentos generals de la potencia auspi- ciadora, es necesario. ya sea cuando se former estos re- glamentos se dicten estos decretos, ya en las discusiones que se susciten despues de su sancion y promulgacion, que el Orador se halle concienzudamente bien impuesto de las mismas, fin de poderlas aplicar, interpreter, invocar con fruto en todas las ocasiones en que haya lugar. Organo de la Ley, no puede como es consiguiente, presidir la Lo- gia; rgano del Taller, en todas las circunstancias, es el encargado de llevar la palabra en nombre de la misma, tanto dentro como fuera de ella. Es intil encarecer la im- portancia de tan delicada mission. Frecuentemente en el trato reciproco de las logias entire s, ya seande la-misma ya de distintas obediencias, ya sean visitadas visitado- xas, se presentan casos en que es necesario que una sola voz venga expresar los verdaderos sentimientos -de los obreros del cuadro. Cuando se trata de meras formulas de cortesa, nada mas fcil para un Orador que encontrar en el vasto repertorio de lEs buenas formas y hasta en los mas rudimentarios principios de la cortesa y de la ur- banidad, aquellas atentas frases mas apropiadas para colo- car la Logia en el lugar que le corresponde; pero cuando, como no deja de acontecer en alguna occasion, se trata de tener que pedir dar alguna satisfaccion; cuando es necesario denunciar recibir la denuncia de algun agra- vio, de alguna irregularidad, de algun hecho, en una pala- bra, en que sea necesario hablar en nombre de la Logia, entnces es cuando se ponen de relieve las condiciones de un Orador. De sus palabras, de su diplomacia, de su acier- to, depend la opinion y el buen nombre de todala Logia, y en muchos casos tambien el xito delasunto de que e trate, Los Estatutos dicen, continuacion, que debe oponerse toda deliberacion que sea contraria las leyes, teniendo el derecho de reclamar la suspension de todo debate en el clal cream descubrir la acritud, que la personalidad venga sustituir la moderation. En este caso, las conclusions del hermano Orador se sometern la votacion, y si sta le fuere contraria, pedira acta testimonio de su protest y lo remitir al cuerpo Autoridad superior del que depend la Logia. La experiencia y la observacion han demostrado que esta disposicion ofrece algunos inconvenientes, siendo el primero las demoras inherentes una clase de process en el que el Orador es el acusador, la Logia la defense y el. Gr.'. Or.. el juez. De aqu nacen necesariamente algunos otros inconvenientes dignos de tenerse muy en cuenta. La armona y launidad administrative quedan momentneamen- te rotas, y este estado puede prolongarse por mas menos tiempo y aun llegar ser definitive. All en donde existe un rompimiento solemne,las parties se aproximan poco; el fall interventor, al dar la razon una de ellas, deja forzosamen- te descontenta la otra: la mas pequea chispa basta para producer el incendio; el amor propio herido da moralmente lugar los mismos efectos. La sabidura del Orador y la dignidad de la Logia, estn interesadas, pues, en que estas cuestiones se resuelvan siempre dentro y no fuera del taller. Para obviar semejantes inconvenientes, el uso ha admitido que en el caso en que una discussion una deliberacion sean contrarias los estatutos generals, el Hermano Ora- dor dirija una requisitoria al taller, es decir, cite el article de los estatutos de los reglamentos que violara la discu- sion la deliberacion. Entonces la Logia hace justicia la requisitoria y la discussion la deliberacion se consideran como si no hubieran tenido lugar. Tambien debe velar por la observancia de los reglamentos particulars de la Logia, oponiindose toda infraccion. En este caso la Logia no po- dr estatuir hasta la tenida siguiente, acerca del mrito de esta oposicion. El caso prevenido antei iormente, al tratar de los Estatutos generals, puede ocurrir tambien con los par- ticulares de la Logia. As, si la discussion es contraria de una manera manifiesta algun articulo de los mismos, es necesario evitar siempre una demora que pudiera ser peli- grosa, y el Orador debe dirigir seguidamente su requisitoria al taller.Los reglamentos particulares, y esto ha de tenerse siempre bien presente,son tan sagrados para los obreros de una Logia como los mismos estatutos generals; y por consiguiente, es forzoso mantenerlos constantemente en today su integridad. El aplazamiento de que se ha hecho mrito tan solo deberia tener lugar cuando la infraccion no fuera bien manifiesta. En este caso el Orador obrar prudentemente pidiendo el aplazamiento hasta la prxima tenida. El tiempo calia los espritus, da lugar la refle- xion, yla equidad y la razon acaban por triunfar. El Orador pide directamente la palabra al Venerable, de- bindosela ste conceder cuantas veces la requiera. Las con- veniencias que imponen este cargo aconsejan que ste, si quiere conservar la libertad independencia que son tan necesarias para el ejercicio de sus delicadas funciones, se abstenga de manifestar su opinion personal en las discu- siones y no debe presentar nunca, ni aun incidentalinente, la menor proposition que puedainducir cambiar el carc. ter de una discussion. Puede, si, como cualquier otro herma- no, sealar las ventajas los inconvenientes de una cosa; en este caso, habla sobre y no en pro niencontra de la misma, Terminada la discussion, la resume y da sus conclusions, que el Taller aprueba o desaprueba en la forma ordinaria. (V. Conclusiones.) Sin embargo, en casi todos los estatutos generals, se le concede el derecho de poderlas aplazarsi la discussion no le parece bastante clara siduda acerca del ver- dadero modo de juzgar la question; peroe en este caso estar