NUM D--=- -cN--------- DIcono ENCIcLoPDICO DE LA MASONERA 624 del universo.Medida de todo, participa de la propiedad de los mltiplos, y era cl que terminaba el cimaeio tabla de Pitgoras. Los iniciados lo escriban colocando la unidad en el centro del cero, como centro del crculo, smbolo de la divinidad. Todo lo que es digno de fijar el pensamiento, se reflejaba en esta figure: as el centro, el radio y la cir- cunlcrencia representaban Dios, al lHoambre y al Universo. Era tambien para los sabios smbolo de amor, de concordia y de paz Para los masones es signo de union y de buena fe, porque se express por medio de dos manos entrelazadas en forma de hacer alianza, formando la garra de maes- tro, cuyos dedos dan el nmero diez. El ninmero doce es sagrado; es imgen del zodiaco y por consiguiente del Sol, que es su jefe. Este smbolo se en- cuentra frecuentemente en los monumentos religiosos de tod'os los pueblos del antiguo mundo: as vemos las doce tribus de Israel, entire los hebreos. En Atenas, los doce Poleis estaban divididos en doce demoi, doce phratioti y doce phulai, doce buitres se aparecieron Rmulo, doce son los grades dioses del Olimpo griego, doce compae- ros tiene el Odin de los escandiinavos, doce fueron los ca balleros de la mesa redonda del rey Artur, doce los pala- dines de Carlo Magno llamados los doce pares de Francia, doce las luconomas que formaba la Etrusia, doce los aps- toles discpulos de J. C., doce las piedras que adornaban el racional del sumo sacerdote, doce los meses del ao, etc. El nmero treinta desempe tambien un gran papel, como vemos por los treinta miembros del Senado de Espa- rta, las treinta ciudades de la confederacion de los sabinos, las treinla sabinas que educaba el pueblo romano, las treinta curias establecidas por Rmulo, los diez meses de treinta dias cada uno del ao cclico, etc. Algunas instituciones han relacionado sus nmeros en armona con los del calenda- rio: as los Irescientos senadores de la antigua Roma, cor- responden los trescientos dias del ao cclico: las trescien- tas sesenta casas de Atenas y los trescientos sesenta anfic- tones, estaban en relacion con los trescientos sesenta dias del ao solar. El Senado de Crtago, se componia de ciento y cuatro miembros, que se correspondian con el duplo de semanas que tiene el ao. En la doctrine pitagrica la ciencia de los nmeros se elev hasta las mas altas regio- nes de la concepcion humana, puesto que no solo resolva el problema cosmognico, si que tambien todas las cuali- dades aritmticas y geomtricas, sirviendo de vehculo la investigation y al studio para llegar al descubrimiento de lo absolute, sea del principio origen de todas las cosas. Los antiguos y el urismo Pitgoras, cuyos verdaderos prin- cipios nunca se han seguido con toda fidelidad, no tuvieron jams la intencion de atribuir los nimneros, los signos abstractos, ninguna virtud ni eficacia particular; pero to- dos convinieron en reconocer una causa primer y inica (material spiritual) de la existencia del Universo: por esto hicieron de la. Unidad el smbolo de la divinidad su- prema y so sirvieron de ella para representar Dios, pero sin que esto quiera decir que se atribuia al nmero Uno alguna virtud divina sobrenatural. "iHa dicho un emi- nente escritor, que la filosofa es la razon hablada escri- Ta y su accion no se manifiesta sino auxiliada dela ciencia. Aplicada la naturaleza, la producido la fsica S vida, la higiene " material, la qumica " legislation la jurisprudencia " riqueza la economa " inteligencia : psycologia " certeza (verdad) el mtodo etc. Tales son los principios filosficos que servian de base los antiguos para la enseanza secret de los misterios que, trasmitidos de edad en edad por los iniciadores, han llega- do hasta nuestros dias y que encontramos reproducidos en las obras de los ltimos siglos y muy especialhnente en mu- chos do los smbolos do la Francmasonera y que no dudar, bajo el velo (le la alegora, ocultan muchas irnpor- tants verdades que es de esperar veamos puestas de ma- niliesto alguni din, restituyndolas a su verdadero sentido. En la Ed:il Media, y hasta fines del siglo xvi, la astrologa multiplic los oi~ieiros cabalsticos y las superstioiones; pero el movimiento filosfico-cientifico del siglo xvin, ar- roj de las inteligencias ilustradas estas ridculas creencias. Hoy dia tan solo los charlatanes algunos ciegos timora- tos que por nada de este mundo se sentarian a comer en una mesa en done fuesen trece los comensales, se atreven aun atribuir las cifras una influencia nefasta bienhe- chora (<~).-V. Cabalstica.-Ndimeros. Cuarto libro del Pen- tateuco atribuido Moiss y titulado en hebreo Vaiedabber. Consta de 36 captulos. En el primero se hace el censo de los israelitas en el Desierto que dice eran 603,550, los de veinte aos arriba y hombres de armas tomar. En el cuarto se dice que los levitas mayores de 30 aos eran 8,580. En el XVI se refiere la; sedicion de Cor, Dathan y Abiron que trag vivos la tierra, pereciendo por el fuego 250 hombres y por otras causes 14,700. En el XVII echa flores la vara de Aaron. En el XXII habla la borrica de Balaam. En el XXV mueren por sus pecados 24,000 israelitas y en el XXXI los madianitas son pasados cuchillo por rden de Dios, que tanto protega y amaba al pueblo de Israel (1). NUMISMTICA-Es la ciencia de las medallas mo- nedas histricas. Se deriva del latin numisma, pieza de mo- neda, palabra que proviene del griego momisma, de nomizeim ajustar la ley (nomos). Dice sobre este particu- lar la Enciclopedia: La Nuntismitica que ha realizado en nuestros dias tan admirables progress por la cooperation omnipotente de los conocimientos epigrficos, ha estado largo tiempo estorbada en su desarrollo por la falsa idea de que las medallas y las monedas debian former material para dos ciencias distintas. Est hoy dia admitido y pro- bado que las medallas, tales como las concebimos, son mo- derna invention; que los antiguos, salvo raras excepcio- nes, entire las cuales hemos de sealar algunas medallas de Siracusa y los medallones roini-os, no acuaron mas que monedas, es decir, species metlicas destinadas facilitar el cambio. Sin embargo, convince hacer observer que la moneda antigua, al menos en las pocas en que el arte de acuar habia hecho grandes progress, participaba menudo del carcter de la medalla, en cuanto estaba des- tinada transmitir la posteridad los rasgos de un hombre ilustre perpetuar la memorial de un hecho histrico. Este carcter, ya sensible en algunas monedas griegas, vino ser casi general en la moneda roman; sobre todo en el segundoperiodo, que es el del imperio. Lejos de con- tentarse como nuestros prncipes modernos, con acuar su tipo una moneda uniform para todo su reino, y distin- guir las diversas acuaciones solamente por la fecha, los emperadores hallan en cada emision de species acuadas, occasion para perpetuar el recuerdo de alguno de sus altos- hechos, de alguna arena que han dirigido, deunavictoria verdadera falsa; de una generosa distribution de vve- res, etc. Esta ausencia de medallas propiamente tales, casi absolute entire los romanos, lo es mas aun en los pueblos de la Edad Miedia, cuya moneda, brbara por la forma, des- provista de emblemas conmemorativos, pierde toda especie de importancia histrica y no tiene bajo este punto de vista mas valor que la moneda modern. La verdadera mo- neda no aparece sino bajo Crlos III; es de oro, pero de extremala rareza. A partir de este period, la Nrumismiti- ca, reconquista poco i poco la importancia que la invasion de los brbaros le ha hecho perder. Poco diremos de las medallas monedas antiguas (cuyas palabras se equivalent) son veces enigmas indescifrables, sobre todo cuando el frusto delay piezaviene complicarla dificultad resultante do las formas preanticuadas de los caracteres, del abuso de las abreviaturas, de la insuficien- cia del dilujo, de la falta de fecha, que es casi la regla ge- neral. Pero en cambio, cuando la paciencia de los sabios ha vencido todas estas dificultades iqu luces histricas se encuentran en la lecture dc estas preciosas leyendas en la interpretation do estos smbolos ingeniosos! Cuntas fe- chas han restablecido, cuntos errors histricos han disi- pado, cuntos hechos dudosos han confirmado, cunta se- guridad, en fin, han trado en esas histories, que la credulidad, las oscuridades, las inveiciones, las lagunas de los historia- dores dejan envueltas en tanta incertidumbre! La medalla antigua, es pues, un monument irrecusable que tiene sobre los dems la ventaja de hablar, veces oscuramente, pero de una manera segura y verdadera quien sabe in- terpretarle. Una series de medallas, cuando hay la fortune de poseerla comrpleta, es una historic, no la mias clara cier- tamente, pero la mas fiel que puede conservar el recuerdo de la poca. Siendo la NAiumismdtica tan important bajo el punto de vista histrico, no es menos preciosa bajo elpunto de vista del arte. Somos ciegos admiradores de la Antigedad: cualquier tetradracma de mochuelo, que los amateurs en- tusiastas ni cesan de admirar, nos debiera parecer sobrado ridculo. Pretenderamos aun, riesgo de pasar por profa- nos, que tal moneda de la primera repblica nos pareciera cuando menos tan bella como las mas hermosas medallas de la Antigiedad. Pero no se puede menos de reconocer que un gran nmero de stas sobre ciertas medallas de Egnia, de Siracusa, ciertas romanas de la poca imperial son verdaderas obras maestras, no inimitables, pero de