597 DICIONARlo .ENCICLOPDICO DE LA MASONERA -=--- NEL reina por boca de la embajadora, Ruffo se neg entregar los republicans ammistiados, y declar que "si no se les indultaba, como estaba estipulado, retiraria sus tropas de Npoles, pues no queria manchar sus armas, aun para la causa de su Dios y de'su rey, en una felona, en un asesi- nato de sus conciudadanos desarmados." Lady Hamilton tom sobre s today la responsabitidad nombre delay reina, y ella y elson, cubrindose de infamia, arrancaron al co- mandante del bloqueo la capitulacion firmada y Lady Ha- milton misma la rompi y ech al mar. Entonces comenz en Npoles el espectculo ofrecido por nuestros tigres del ao 23. Seis mil republicans, en5re los que estaban cuanto algo valia, en ciencias, artes, letras, armas, distinction y grandeza de alma, fueron entregados al pual de los lazzaroni y comisiones militares que emu- laron al histrico Tribunal de la sangre. La tierra de aque- llas deliciosas playas, 'y el agua de sus risueos mares se tieron de sangre republican, generosa ilustre. Hordas feroces recorrian aquella entonces tierra del espanto, lle- vando en pos el luto, la miseria y la deshonra. Tribunales militares completaron en las provincias la obra de la capi- .tal. Treinta mil press haba en Npoles, y la reina remi- tia desde Palermo interminables listas de proscripcion. Era un degello peridico, sistemtico, aparte del continue de las calls y campos. Npoles perdi cuanto la diera brillo. Serra y Biario, de ilustres families, aun nios, subieron al cadalo y tambien el heredero del marquesado de Genzano, de diez y seis aos de edad, cuya belleza admiraba. Su pa- dre, buen realista, idi un festin de agasajo losjueces! La causa deba tener tales servidores. La poetisa Leonor Pi- mentel, el obispo Sarno, la marquesa de San Felice, Ciri- lo, Menthone, Fiano, Natale, Fiorentino, Conforti, Albone- se, Pagano y otros, innumerables, pagaron sus ideas con la existencia. Pero lo mas salvaje fu la ejecucion del distin- guido almirante Carraciolo, jefe de la flotanapolitana, y de gran renombre; el cual habia acompaado los reyes Sicilia. El gobierno republican le exigi volver para en- cargarse del mando de la flota, bajo pena de secuestro de sus bienes. Sus amigos, temiendo por l los instintos de la reina, le haban hecho huir delos fuertes durante las nego- ciaciones, pero fu detenido y llevado por rden de Nelson la escuadra inglesa. Se creia que esta prison en la nave del amigo y del compaero de campaa seriapara sustraer- lo la cercana venganza, "pero Lady Hamilton haba re- suelto hacer del barco ingls el cadalso del mas ilustre de los napolitanos." Se le form consejo de guerra, y aunque los jueces dictaron sentencia de destierro perptuo, Nelson tom su cargo aquella vida sustituyendo la palabra des- tierro por la de muerte. Enormidad que hace odicsa su me- moria. El infelicsimo Carraciolo fu conducido su propia nave, el Minerva, para ser colgado de una entena: "Acepto la muerte, sin palidecer, dijo al official que mandaba el f- nebre cortejo, mis blancos cabellos me advierten que la muerte me va robar pocos dias; no dejo ni viuda ni hijos que me lloren; no me quejo por morir; pero despues de se- tenta y dos aos de una vida de honor, es duro dejar la innoble imgen del cadalso fija en mi memorial. Pedid so- lamente al almirante ingls, ayer mi compaero y mi ami- go, cambiar el infame suplicio de la cuerda que me prepa- ra, por la muerte de un soldado, por la plvora." El official ingls suspendi la ejecucion, fu ver IN'elson y ste le mand cumplir su debo: y le volvi la espalda. El amorhabia enloquecido sin duda, ese gran hombre. .Tan vergonzosos servicios fueron esplndidamente re- compensados por los Borbones, pero Inglaterra sinti ver- gcnza de los honors hechos al verdugo. De delirio en delirio, de triunfo en triunfo lleg Londres con Lady Hamilton, que le habia dado una hija. Entonces se divorci de su virtuosa esposa, con escndalo de todos. En la primavera de 1801 el gobierno ingls envi una escuadra de cincuenta y dos velas al mando de sir Hyde Parker para operar en el Bltico contra la coalicin de Suecia, Rusia y Dinamarca. Nelson fu como segundo, pero realmente dirigi la campaa. Se habia decidido operar directamente contra Dinamarca, alma de la coalicin. La escuadra franque impunemente el Sund, sin que los sue- cos lo defendieran. Siguiendo el plan de Nelson, se atac Copenhague, protegida por diez velas, once bateras flo- tantes y dos castillos, todos combinados entire s, constitu- yendo una defense formidable. Nelson pidi para forzar la lnea enemiga, solo diez buques. No diez, doce le entreg Parker, y con ellos se adelant en batalla. Era el 2 de Abril, el dia de este gran hecho de armas. Los daneses, pesar de ser triple el nmero de los ene- migos, se defendieron bravamente; tanto que el almirante Paiker, viendo el intil derramamiento de sangre, hizo se- al de retirada. Entonces Nelson ponindose el anteojo sobre su ojo tuerto, dijo con sonrisa amarga:-"Estoy se- guro de no ver tal seal." Por fin las defenses de la costa arriaron bandera. Nelson se habia apoderado de various barcos, y ante su amenaza de quemarlos, la plaza suspen- di el fuego, y firm un armisticio; separndose el gobier- no dans de la liga. Sin embargo, el buque de Nelson habia hecho agua y encallado, impidiendo maniobrar los otros si el fuego hubiese continuado. Este golpe audaz vali Nelson gracias pblicas, y el ttulo de vizconde. Napoleon preparaba en Boulogne una flotilla de cao- neras, dotada de gran movilidad; la cual, apoyada por la escuadra francesa, debia llevar la guerra al corazon invul- nerable de la Gran Bretaa, desembarcando en ella un gran ejrcito. Ha sido quizs el mas slido de los proyectos del conquistador. Los ingleses se burlaban de estos prepa- rativos tanto como los teman, por lo que Nelson recibi rden de dirigirse al Canal de la Mancha. Napoleon tenia tres escuadras en Tolon, Rochefort y Brest; mas treinta naves espaolas que haban de reunirsele. Las tres escuadras llevaron refuerzos las Antillas, mientras NTelson las buscaba por Egipto. El almirante francs Villeneuve perdi un tiempo precioso, pues seguido por los ingleses que se le adelantaron sin verle, tuvo la vuelta de Amrica que encerrarse en Cdiz. Por fin, ante la clera de Bonaparte que veia defraudados todos sus planes por la impericia del almirante, se decidi comba- tir contra las rdenes de Napoleon que quera conservar entera la flota para utilizarla en su principal empresa. Nelson cruz delante de Cdiz, distancia suficiente para no ser visto desde la costa espaola; Villeneuve, al que se babia juntado Gravina cbn su escuadra, venia al fin tro- pezar con aquel el 21 de Octubre de 1805, la altura del cabo de Trafalgar. Villeneuve demostr tanta incapacidad como cobarda, no obstante de lo que en su abono dice Thiers, escritor parcialsimo, que con el nombre de 7isto- ria ha escrito una larga atenuacion del despotismo impe- rial, imposibilitado de justificarlo. Fascinado por el lustre de esas glorias que suelen acabar en Waterlo en Sedan, y deseando pintar la responsabilidad del desastre al hom- b e que ponia las armadas de dos naciones, en tales manos, Thiers falsea los hechos; resultando de su relacion que los espaoles tuvimos la culpa de las faltas ajenas. Volviendo la poca infantil de la tctica naval, coloc las cuarenta velas hispano-francesas en dos lneas parale- las, con un desarrollo de mas de una legua. Nelson cono- ci al instant el partido que podia sacarse de tanta inca- pacidad. "Cuntos buques rendidos echados pique atcstigarian una gran victoria?" pregunt su amigo Blackwood, "doce quince" respondi ste. "No basta, no me contentar con menos de veinte," replic .Nelson. Este, al revs de su incapaz enemigo, coloc sus naves en dos columns, y rompi con ellas la lnea enemiga por la mi- tad, llevando vanguardia la nave capitana que era el Victory. Su arenga fu tan lacnica, que se redujo estas palabras: "Inglaterra cuenta con que cada cual cumpla su deber." Vestido de uniform, y llevando todas sus conde- coraciones, se sealaba para blanco de los tiradores ene- migos. A la una, en lo mas rcio de la batalla, una bala hiri Nelson en el lado izquierdo por la parte posterior, y vino alojarse en la espina dorsal. Un silencio sombro rein bordo desde el instant en que un cabo de caion y dos mariners lo levantaron del suelo; todos esperaban el diagnstico facultativo, con la mas viva impaciencia. Sus sufrimientos er.n los mas vivos, y crecian por instantes. Por fin se supo que Nelson mora, y el duelo anticipado sirvi para dar nuevo furor los combatientes. A las tres la batalla estaba decidida. El capital Harmy le dijo para reanimarle que ya habia rendidos catorce quince bu- ques:-"Est bien, dijo, pero me hacen falta veinte."-Luego con acento particular imperioso dijo:-"Echad anclas."- Durante su agonarecomend su patria los nombres que- ridos de Lady Hamilton y de su hija Horacia, cuyos nom- bres fueron los ltimos que pronunci. La prevision de Nelson no tard en realizarse: aquella misma noche estall una tempestad terrible, en que el furor de los elements hizo trizas lo que perdon el de los hombres. Nelson acababa de conquistar para Inglaterra elimnperio de los mares que ya nadie la dispute; pero su patria com- pr la victoria tan cara como perdiendo una escuadra. (Forgues: Historia de Nelson 1860) Inglaterra acept su gloria, pero no aquella voluntad que deshonraba al muer- to. No regate los testimonios de su gratitud, ni al acoger los restos gloriosos del caudillo, ni al dotar rgiamente