469 DiccIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MASONERfA JUE el Dios que debe gobernarlo todo, que debe arreglar el mundo y hacer la felicidad del gnero human. La Cruz volcada, U. 25, V. 17. Urna. Tabernculo que encierra el destino de los hombres; es el emblema de nuestro corazon que encier- ra el secret que debe dar vuelo al universe. Wodam, emblema del comercio. La prontitud en la ejecucion asegura casi siempre el suceso de una empresa La Cruz de San Andrs, X. 3. Janto. Rio que se opuso con el Escamandro y el Si- mois la invasion de los griegos, por el desborde de sus aguas. As es como se oponen las tres columnas de la Orden, con todas sus fuerzas, al poder de la ti- rana. La double Cruz, Y. 24. Ojos. Como Argos, no debemos cerrar nunca los ojos sobre nuestros prosli- tos y novicios; como otra Gorgona, de las alas llenas de ojos, debemos abrirlos para elegir hombres capaces de difundir el espritu de liber- tad y concordia. El Juez Des- conocido debe la vez estar vigilante sobre s mismo como sobre los dems, ser en su casa padre y ministry; en todas parties el director de los corazones. Jpiter, Z. 16. Zangle la guadaa del tiempo, emblema de la muer- te; es el tiempo que corta las alas la victoria; el Juez Des- conocido que en su just eno- jo, 6 en la extension de su reconocimiento, sabe encon- trar siempre el moment de castigar de.recomprensar. Tal es en extract el ritual de esta Orden, que tan miste- riosa fama lleg alcanzar, pretendiendo sus adeptos que ellos eran los nicos poseedores de la verdad y del verda- dero secret de la Masonera y que fuera de su sistema no existian ms que el error y la preocupacion (*). JUECES FRANCOS-Sociedad secret que existi en Alemania durante los siglos xiv y xv. La historic de los Jueces Francos permanece envuelta aun en la mayor oscu- ridad. En la poca de su creacion, la fuerza bruta impera- ba ocupando el lugar del derecho yde la propiedad; la mas odiosa tirana pesaba sobre el pueblo, y la impunidad mas complete dejaba sin castigo los crmenes cometidos por los grandes seores. Para poner trmino tal estado de cosas, parece que el emperador Carlo-Magno concibi la idea de crear un tribunal invisible para juzgar los culpables po- derosos para contenerlos en sus excess, yal efecto, segun opinions muy autorizadas, cre el misterioso tribunal de los Francos Jueces. Sea lo que fuere, es lo cierto que los emperadores de Alemania, no solo los protegieron eficaz- mente durante muchos aos, sino que casi todos formaron parte de la Orden y algunos la dirigieron personalmente. El tribunal secret Santa Wehme, que al parecer tuvo origen en Westphalia,tenia su principal asiento en Dortmund, sobre la tierra roja, segun la expression consagrada, y se le desig- naba con tres nombres distintos: wehme-ding, tribunal vmico; frey-ding, tribunal libre; heimliche-acht, tribunal secret, llamado tambien concilium sanctissimum arcanum- que dilectissimorum integerrimorumque virorum, santsimo consejo de excelentes integrsimos varones, etc. Los miembres de esta Orden se dividian en dos classes: los de la primera se llamaban leales francos, jueces caba- lleros francos, jueces de armas y escudo,'debiendo ser todos nobles y militares. La segunda clase estaba formada en ge- neral por los plebeyos, los que se denominaba verdaderos jueces francos santos jueces del tribunal secret. Seguian estos los ujieres, los procuradores, etc. Por encima de todo se elevaba la supreme jerarqua del Gran Maestro, que tenia la direction superior de la Orden. Este poder perte- necia de derecho al emperador, pero para poder ejercer su autoridad era necesario que fuera iniciado, iluminado y Juez Franco. Casi todos los emperadores se hacian recibir miem- bros del tribunal secret inmediatamente despues de su coronacion. En 1454, habiendo intentado Federico III sus- traer al duque Guillermo de Saxe de la jurisdiction de la Orden, los Jueces Francos le invitaron formalmente no in- miscuirse en este negocio, ya que no era iniciado ni miem- bro de la misma, amenazndole en caso de no tener en cuenta aquella advertencia, con citarle ante su tribunal en compaa del juez de su cmara Ulrico de Passau. Los tri- bunales de Westfalia eran los nicos que tenian el derecho de recibir y crear nuevos miembros. Para poder ingresar en la Orden era necesario que el candidate gozase de buena reputation y acreditar que era hijo de legtimo matrimonio. Debian ser adems hombres leales y justos. "Los tercos, los menestrales, los negociantes quebrados y los jugadores de profession eran severamente rechazados. Las recepciones tenan lugar por la noche, ya en una cueva, ya en un bos- que solitario bajo la copa de un espino blanco. Los aspi- rantes, despues de haber sufrido las pruebas, llegado el moment de la reception, eran conducidos ante los Jueces Francos, y all, de rodillas, con la cabeza descubierta y el ndice y el medio de la mano derecha puestos sobre el sable del franco-conde, pronunciaban el siguiente juramento."Juro ser fiel al tribunal secret y defenderlo aun contra m mismo, contra el agua, contra el fuego, contra el sol, luna, estre- llas, hojas de los rboles, contra los series vivientes y contra todo cuanto Dios ha creado entire el cielo y la tierra; contra padre, madre, hermanos, hermanas, mujer, hijos y contra todos los hombres, en fin, exceptuando nicamente al jefe del imperio: sostener los decretos y sentencias del tri- bunal secret, y ejecutar y ayudar ejecutar este cualquier otro tribunal secret, los deberes que le incum- ben, denuncindole los delitos de su competencia que lleguen mi conocimiento 6 que me fueren revelados por personas dignas de f yerditq, fin de que los culpables sean casti- gados con arreglo derecho absueltos en el juicio con consentimiento del acusador. Prometo adems, que ni la amistad, ni el dolor, ni padre, ni madre, ni hermanos, ni hermanas, ni los dems parientes, ni nada de cuanto Dios ha criado, me harn quebrantar este juramento, estando, como estoy resuelto mantener de aqu en adelante con todas mis fuerzas y con todos los medios posibles, al tribu- nal secret, en todos los puntos arriba mencionados. As Dios y sus santos me ayuden." Despues de prestado este juramento, el franco-conde decia: "Te pregunto, fiscal, si he dictado bien este hombre el juramento del tribunal secret; y si l lo ha repetido bien." El fiscal contestaba: "S, seor conde, habeis dictado bien el juramento este hombre y ste lo ha repetido fielmente." Terminadas estas ceremonies, el franco-conde instruia al candidate en los misterios, y le daba los signos con que los Jueces Francos se reconocan entire s, dndole las palabras de reconocimiento, que eran, segun pretenden algunos historiadores, las cuatro siguientes: strike, (cuerda); stein, (piedra); gras, (yerba), y grein, (llanto). El jefe soberano del tribunal secret, reciba de cada aspirante una media de vino; el juez franco caballero, un marco de oro; el juez franco de la ltima clase un marco de plata, y por ltimo el fiscal perciba cuatro chelines. El postulante debia regular adems un sombrero nuevo al franco-conde. Esta regla no era absolute, y los postulantes podan regular sus regalos conforme los medios que estu- vieran su alcance. Cuando el emperador era iluminado,se elevaban su co- nocimiento y se sometan su resolution todos los asuntos del tribunal. Este tenia el derecho de resolverlos personal- mente de delegar para ello cualquiera de sus consejeros que fuera miembro de la Orden. Cuando el soberano no era iluminado, su autoridad de Gran Maestro era puramente nominal, no se le comunicaba nada de cuanto ocurria en las asambleas, y nicamente se le conceda el derecho de responder s, no, cuando los Jueces Francos le preguntaban si habia sido condenada la persona que le designaban. Los emperadores iniciados tenan el privilegio de poder iniciar un juez franco, pero esto debia tener lugar indispensable- mento en tierra roja, es decir, en Westfalia, en la sala del tribunal secret, y con asistencia de cuatro caballeros jue- ces que deban servir de testigos. Los que faltaban sus juramentos eran condenados un suplicio horrible. "Se les debe aprisionar, dice el cdi- go de Dortmund, taparles los ojos, atarles las manos la espalda, ponerles una cuerda al cuello, arrancarles la len-