IDO Diccoloawuo En^0cww1'Dso DE LA mAsoHNjac = 418 ella, adrala y rugale diciendo: Lbrame, que mi Dios eres t" (Isasas, XLIV, 14-17). Mas no solamente el profeta, sino ademas los propios escritores paganos dirigieron sus stiras contra la Idolatra. H aqu la manera como Rodio Alejan- drino lo hace en unos versos que traducimos literalmente como sigue: "Yo sacrifice al buey que vosotros adorais, "Aso las anguilas que (cual Dios) implorais. "Temeis comer del cerdo la care que gustosa yo hallo, "Y adorais los perros que, para zurrarlos, yo llamo, "Cuando devoran mni provision." Conocida es tambien la stira de Juvenal que dice: "Todos sus pueblos veneran al perro "A Diana ninguno. "Al puerro y al csped tocar es ilcito "Y partir bocados. "iOh santas gentes! quienes los dioses "Nacen en los huertos." Esta Idolatra tan degradante, era, sin embargo, preferi- ble los crueles y horribles ritos de algunos paganos, como los cananeos y sus colonies de Tyro y Cartago en su culto de Moloch y Kronos Baal. Arrojaban los nios en los brazos del dolo, del cual se desprendian fcilmente, cayendo en un horno encendido donde eran abrasados. Otros ritos tan crueles como este se establecieron en diversos paises, de- mostrando que la Idolatra ha sido en todas parties causa de degradacion y de barbarie. Aun los griegos, que tenian una religion algo ms culta que la de los pueblos paganos de Oriente, y cuyos dioses, en principio, no eran ms que sm- bolos de los caracteres que distinguian algunos series, vi- nieron con el tiempo divinizar lasms repugrantes pasio- nes de los hombres. Es impossible, en los lmites de un artculo de Diccionario, resear detallaclamente las diversas formas que tom la Idolatra en los pueblos paganos, hasta el punto de poder asegurar que "todo era Dios, menos Dios mismo." Otro hecho hay igualmente cierto, la universalidad de la Idolatra, de la cual ni aun al mismo pueblo de Dios pudo librarse. Basta leer su historic para convencerse de esta verdad. Durante su permanencia en Egipto, el pas del simbolismo, los israelitas, sirvicron los dioses cuyo culto estaba tan generalizado (Josu, xxiv, 14; Ezequiel, xx, 7). En el desierto de Sinai y las faldas del monte en que fu promulgada la Ley, que tan terminantemente prohibia la Idolatra, levantaron un altar y colocaron sobre l un be- cerro, smbolo de Apis, y le adoraron (Exodo, xxxIi; Hechos de los Apstoles, vil, 40 y 41). Luego, cuando se hallaban acampados al otro lado del Jordan, las moabitas llamaron al pueblo los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comi y se inclin ellos (Nmeros, xxv, 23). En la poca de los Jueces, vemos tambien diversas referencias la Idolatra del pueblo en general y de algunos individuos en particular (Jueces, u, 12 y 13; xvn, xviin); y si bien en tiempo de Sa- muel se hizo una pblica renuncia al culto de los dolos (I Samuel, vi, 3-6), posteriormente, durante los ltimos aos del reinado de Salomon, cambiaron las cosas, y los dolos de los gentiles volvieron ser pblicamente adorados (I Reyes, xi). La separacion de las diez tribus que formaron el reino de Israel, contribuy poderosamente al estableci- miento del culto de los dioses, y Joroboam, su primer rey, di el mal ejemplo mandando construir un altar en Beth-el y sacrificando los becerros que habia hecho (I Reyes, xin, 26-33). Achab, sptimo rey de Israel, instigacion de su mujer Jezabel, edific un templo Baal en Samaria, y desde entonces la Idolatra, que en un principio fu una media poltica, qued establecida definitivamente en Israel como institution religiosa (I Reyes, xvi, 31-33; II Reyes, xvi, 3; xvii, 7-12). En el reino de Jud el culto de los dolos'no fu tan generalmente admitido. Roboam sigui el mal ejemplo de Salomon, su padre, y levant estatuas los dioses (I Reyes, xiv, 22-24). Su nieto Asa destruy los altares del culto ajeno, y quebr las imgenes restituyendo el culto del verdadero Dios (II Crnicas, xiv, 3; xv, 16), ejemplo que fu seguido por su hijo Josaphat (II Crnicas, xvni, 6). Amasas restableci nuevamente la Idolatra, levantando altares los dioses de los Idumeos (II Crnicas, xxv, 14) y posteriormente Achaz, siguiendo el ejemplo de los reyes de Israel hizo imgenes de fundicion, los Baales (II Crni- cas, xxvii, 2, 3, 24, 25). Su hijo Ezequas, lejos de imitarle, puso gran empeo en restaurar el culto, purificar el Templo, que habia sido cerrado por su padre, y destruir en todo el reino las imgenes, en cuya obra le ayud su pueblo (II Crnicas, xxix, xxx, xxxi). Esta obra de reparacion fu interrumpida por su hijo Manass, quien reedific los alta- res que su padre habia derribado, los levant los Baales, ador los astros y hasta puso dolos en el mismo Tem- plo (II Crnicas, 2-9), pero despues de su vuelta de Babilo- nia, donde fu conducido preso, cambi de conduct y destruy los altares dolos que antes habia hecho (Idem, 14 y 15). Su hijo Aman introdujo de nuevo la Idlatra, pero la destruy su sucesor, el piadoso Josas. Despues de la vuelta del cautiverio, no se encuentra espresa alusion la Idolatra entire los judios, si bien el hecho de haber tomado algunos de ellos mujeres idlatras, y el trabajo de Esdras para que las dejasen indica el peligro que existia de que adorasen los dolos de las naciones, como haba aconte- cido Salomon. Las conquistas de Alejandro en Asia in- trodujeron la influencia de los griegos en los pauses con- quistados, y los dioses de Grecia tuvieron un lugar en la Judea, donde no les faltaron adoradores. pesar de la tenaz resistencia de los Macabeos (I de los Macabeos, 1, 43-50, 54; u, 23-26). Puede, pues, afirmarse, despues de todo esto, que, la aparicion del cristianismo, la Idolatriaera un he- cho universalmente admitido, y esto prueba el poder divino del Evangelio, que sin otras armas quela palabra y el ejem- plo de los que le seguan, consigui en los primeros siglos destruir totalmente los dolos de los paganos y establecer el culto de Dios en espritu y en verdad. Por desgracia, esta obra civilizadora del Evangelio fu interrumpida, y el culto de los santos, de sus imgenes y reliquias, con la infinita multitud de formas y ritos que se establecieron en los ser- vicios religiosos, introdujo en el seno del cristianismo un nueve gnero de Idolatra que no solamente ha venido destruir el culto sencillo de SOLO Dios, que predica el Evangelio, sino que ha hecho sus secuaces ms supersti- ciosos todava que los que profesaban la Idolatra de los paganos. A El culto de las imgenes es tan antiguo como el mundo; naci con el hombre, y pasando travs de los siglos bajo distintas fases, y sufriendo infinitas transforma- ciones, ha llegado hasta nuestros dias, hallndose much ms estendido de lo que algunos pretenden suponer. La primera idea de un sr sobrenatural de estas poten- cias misteriosas de la naturaleza, ante las cuales el hombre se postern, di origen su divinizacion. su adoracion y al culto, y por consiguiente la Idolatra. Se ha dicho que el terror engendr los primeros dioses induciendo al hombre divinizar las fuerzas de la naturaleza, empezando por los mas terrible, hasta que acab por divinizarse s mismo. Esta observacion no pas desapercibida los primeros legisladores religiosos; por esto mantuvieron al vulgo bajo la terrorfica tutela de los mas temibles dioses, durante la infancia de los primitivos pueblos. Despues, media que los hombres se humanizaban y que sus asiduos studios les iban descubriendo los miste- riosos secrets de la naturaleza, y las leyes que obede- cian sus admirables fenmenos, comprendieron que era in- dispensable mantener ocultos estos descubrimientos. por que constituian el secret de su fuerza: y por esto dieron sus fbulas ese double significado, ese admirable simbolismo que, encerrando en el fondo today su sabidura, no permita, sin embargo, que fuese vislumbrado por la crdula y supersti- ciosa multitud, la que se procuraba contentar con la for- ma decorative de que revestan sus concepciones. As, mientras el sol era para los sabios iniciados el manantial de la vida universal, y divinizar un toro era rendir home- naje la primera de todas las artes, la agriculture: estos sublimes emblemas eran un dios para el vulgo. La mitologa nos ensea la march que sigui la Idola- tra entire todos los pueblos, hasta el nacimiento de nues- tra era en que vinieron al suelo los dolos del paganis- mo. El cristianismo reivindica para s la gloria de haber realizado esta grandiosa transformation, debida la luz del Evangelio, que vino -disipar las tinieblas de la ignoran- cia. Pero esta afirmacion se halla fuertemente controver- tida, y para que por parte de ciertas gentes no se nos pueda atribuir ideas que estamos muy lejos de abrigar, dado el carcter de este libro, damos continuacion las siguientes lneas que extractamos del Diccionario del siglo XIX. "No se envanezca el cristianismo de haber destruido la Idolatra pagana: los dolos cayeron por s solos entire el polvo, minados por la razon y por los progress que hizo la filosofa griega entire las classes ilustradas. Todo el honor que puede reclamar aqu el cristianismo, es el de haber sustituido los antiguos dolos por otros nuevos, desnatura- lizando la trinidad indo-egipcia, sin hacerla mas racional, y reemplazado el culto de Vesta por el de Mara. Apartan- do la moral, no les queda mas de que alabarse. "Parece propio de la naturaleza misma de las religiones,