HIS DiccioNaRio Ei<CICLOPDICO DE LA MASONEIA


 Cuando el gran Duque de Berg, con arreglo  la dispo-
 sicion del emperador Napoleon I, consiguiente  la abdica-
 cion que en l haba hecho Fernando VII de la corona de
 Espaa, cit para Bayona la junta de prohombres espaoles
 que debian autorizar la abdicacion, que  su vez hizo de
 dicha corona en su hermano Jos Bonaparte, y discutir y
 aprobar el proyecto de Constitucion, que crey ser el mas
 convenient para poner  Espaa en armona con las de-
 ms naciones, que se habia propuesto establecer sobre la
 modern manifestacion del derecho que su corona imperial
 significaba y su espada sostenia en el mundo, destruyendo
 los tronos tradicionales, no se mir ya  qu Rito corres
 pondian los masones, y todos los hombres importantes,
 cuyo primer distintivo de tales era en aquella poca el co-
 nocimiento de la palabra sagrada B'.', fueron citados 
 dicha junta. En ella pudo verse fcilmente la inmensa
 importancia que  la sazon tenia la Orden en Espaa, y sin
 embargo; todava no disfrutaba aqu de una existencia in-
 dependiente, pues el Ilustre Gr'." Maestro y ministry del
 Estado Azanza, procedia en todos aquellos actos, como so-
 metido al poder soberano de la Orden para la jurisdiction
 francesa, establecido en Pars por elilustre Conde de Gras-
 se Tilly, delegado al efecto por el Supremo Consejo de
SCharleston en 1804, cuya fecha, que es la del establecimien-
to de este poder supremo del Rito Escocs para aquella
jurisdiction, se ha tomado torpemente por la de la Re-
forma.
 "La Constitucion formal de la Orden, puede asegurarse
 sin peligro de error, que comenz por la instalacion de la
 Gran Logia Simblica creada y constituida regularmente
 en Madrid por la autoridad constituyente del mencionado
 Supremo Consejo de Francia, y la personal del Gran Maes-
 tre de aquella jurisdiccion, el mencionado ilustre Duque
 de Berg; cuya Gran Logia tom en su creation el titulo de
 la muy veneranda Logia primitive, que bajo la advocacion
 de Santa Julia, habia sido el gran Taller de la Masonera
 Escocesa en Espaa.
 "Aquella Gran Logia, con el nombre de la que habia si-
 do su piedra fundamental, fu el primer Grande Oriente de
 Espaa, y entindase esto bien: se titul Grande Oriente,
 porque era la complexion  reunion en un solo centro, de
 todos los Orientes  Logias particulares constituidas de un
 modo regular en la juri diccion de Espaa: siendo aquellas
 Logias los materials constitutivos de esta, por eso se ti-
 tul Gran Logia: siendo el Oriente que a-umia la luz de
 todos los Orientes de esta jurisdiction, para devolverla 
 los mismos mas clara y mas perfecta, se titul Grande
 Oriente: compuesta de los Venerables Maestros de todas
 las Logias, su Presidente  Venerable se titul Gran Maes-
 tro. Todo esto se hallaba en perfect armona con las ver-
 daderas Constituciones y Estatutos del Rito Escocs Anti-
 guo y Aceptado por todos los poderes masnicos del mun-
 do, reunidos bajo los auspicios de Federico de Brunswick
 el Grande, el ao 1767 y en 1786. As estableci, bajo los
 auspicios del mismo Consejo de Francia, sus relaciones
 regulars con todas las dems Grandes Logias simblicas
  Grandes Orientes escoceses que, como se ve, son la mis-
 ma cosa, y complete su organization, recibiendo en su seno
 con voz consultiva y voto suspensivo, los represqntantes de
 todos los dems Grandes Orientes regulars; pero no los
 representantes de cuerpos superiores " de otros grados de
 la Orden, ni los individuos constituidos en ellos, por razon
 de derecho propio de dichos Cuerpos  grados; pues solo
 tenan asiento en ella, cualquiera que fuese su grado, como
 Maestros Simblicos y Venerables.  en su ausencia, repre-
 sentantes legtimos de Logia: estos eran los nicos titulos 
 que se abra su puerta, con la concession de voz y voto deli-
 berativo.
 "En 4 de Julio de 1811, el ilustre Conde de Grasse-Tilly,
 por la misma Delegacion delSupremo Consejo de Charleston,
 con que en 1804 haba constituido el Supremo Consejo del
 grado 33 para la jurisdiccion de Francia con arreglo  las
 Constituciones de 1786, constituy en Mladrid el del propio
 grado para la jurisdiction de Esipaa;  cuya supreme so-
 berana, procedente de aquellas Constituciones, dicho Gran-
 de Oriente de Santa Julia hizo el debido juramento de obe-
 diencia y pleito homenaje. Negar esta verdad valdra tanto
 como establecer la afirmacion de que, desde 4 de Julio de
 1811, el expresado Grande Oriente,  mejor dicho, aquella
 Gran Logia Simblica, pretendiendo continuar bajo la su-
 prema soberanadel Consejo creado enFrancia el ao 1804,
 y aquel Supremo Consejo no inhibindose de los asuntos
 correspondientes  la soberana del constituido en Madrid,
 habia hecho una vida irregular.
 El ilustre conde de Grasse Tilly, al crear y constituir di-


cho Supremo Consejo del grado 33 para la jurisdiction de
Espaa, nombr Soberano Gran Comendador al referido
ilustre ex ministry Azanza. A este, que  su vez nombr
mas tarde su Teniente Gran Comendador, en provision de
vacant, al ilustre patricio D. Agustin Argielles, sucedi
este Gran Comendador de veneranda memorial. A este, por
su abdicacion en 1822, D. Antonio Perez de Tudela, que en
1839 sali para el extranjero encargado de una mission
importantsima para la Orden y la Patria. Por dejacion
fundada en su ausencia indefinida,  causa de los sucesos
polticos de 1844, sucedi D. Crlos Celestino Maian y
Clarek. A este, por abdicacion, la alteza de D. Francisco de
Paula Antonio, infante de Espaa, que antes habia sido
nombrado Teniente Gran Comendador. A este, por su
muerte y reorganization del Supremo Consejo, de confor-
midad con las prescripciones de las citadas Constituciones
de 1786, el mismo D. Crlos Celestino Ma7an y Clarck.
Hay que hacer caso omiso de la inmotivada y anticonstitu-
cional destitucion que de dicho Soberano Gran Comenda-
dor Celestino Maan y Clarck hizo durante su ausencia,
una minora cismtica del Supremo Consejo, exaltando 
su lugar de Soberano Gran Comendador, al respectable
hombre pblico D. Manuel Ruiz Zorrilla, quien pocos dias
antes haba sido recibido sin iniciacion, en cuyo cambio se
le tributaron los honors debidos solo  los SSob*'. GGr'.
IInsp'.' GGen'. de la Orden, en una Logia al Oriente de
Madrid. Tambien conviene hacer caso omiso de la exalta-
cion al cargo de Soberano Gran Comendador del que,  la
abdicacion de aquel respectable honbre pblico del cargo
que nunca habia tenido regularmente, como consta de la
propia acta de su exaltacion, era Teniente Gran Comenda-
dor: El Ilustre Gr'.- Insp'. Gen'.- de la Orden D. Jos de
 Carvajal. Lo procedente es lo que este mason ilustre hizo
 apenas vi dominado el Cisma, habiendo recogido el sobe-
 rano poder en sus manos regulars, que fu, devolverlo al
 Soberano Gran Comendador que no habia dejado de serlo
 de un modo regular, D. Crlos Celestino Maan y Clarck,
 quien sintindose ya agobiado por el peso de los aos y
 temiendo que los sagrados intereses de la Orden se resin-
 tiesen de su falta de fuerzas para sostener dignamente tan
 grave cargo, despues de haber aceptado la devolucion del
 poder que se le hacia y suplicando al Supremo Consejo la
 mas complete benevolencia masnica para los cismticos
 que, alejndole de su puesto, habian perturbado  la Orden
 en esta jurisdiccion y creado un lamentable period de ir-
 regularidad, confirm en su anterior puesto de Teniente
 Gran Comendador al referido Gr'." Insp'. Gr'.- de la Orden
 D. Jos de Carvajal, con el mas complete beneplcito de
 todos los miembros del Supremo Consejo, y seguidamente ab-
 dic su cargo de Soberano Gran Comendador para que, con
-arreglo  lo dispuesto por las Constitucionos de 1786, el
mismo Gran Inspector General de la Orden D. Jos de Car-
vajal, tomase la supreme investidura de Soberano Gran
Comendador; y as se hizo, nombrando este  su vez, en su
lugar de Teniente Gran Comendador, al Soberano Gran
Inspector General de la Orden D. Miguel Ferrer y Garcs:
quien, por abdicacion, le sucedi en el cargo supremo y
nombr Teniente Gran Comendador al inolvidable Gran
Inspector General D. Gernimo Cuder; quien nombr Te-
niente Gran Comendador al Gran Inspector General de la
Orden  ilustre h'." D. Simeon de Avalos; quien, por muer-
te del anterior le sucedi en el cargo supremo y apenas
instalado en l, propuso al Supremo Consejo la aceptacion
del nuevo derecho constituido en Lausanne, por los Su-
premos Consejos confederados, para el discernimiento de
los cargo de estos Soberanos Cuerpos. Hecha la acepta-
cion, dichq Soberano Gran Comendador y con l todos los
oficiales del Supremo Consejo, resignaron sus respectivos
cargos en el Cuerpo de Soberanos Grandes Inspectores
Generales de la Orden, y con arreglo al mencionado dere-
cho todos los cargos y oficios se proveyeron por elec-
cion, y en su virtud qued el Supremo Consejo reconstitui-
do, sucediendo en el cargo supremo de Soberano Gran
Comendador, el ilustre GranInspector General de la Orden
D. Jacobo de Oreiro (Gravina), procedente del Supremo
Consejo de Colon, amigo y aliado de este de Espaa, de
cuyo Supremo Consejo habia presentado la autorizacion
competent para pasar libre de aquella jurisdiccion  sta
y former parte, como desde luego la form, del Supremo
Consejo,  la sazon presidido por el ilustre hermano don
Jernimo Cuder y despues, por D. Simon de Avalos. En
el cargo de Teniente Gran Comendador fu constituido el
ilustre hermano D. Francisco Panzano y Almirall (Caton
de Utica), que venia siendo Ministro de Estado del Santo
Imperio en este Supremo Consejo, desde el ao 1869. Este