DIccIONARIo ENCICLOPDICO DE LA MASONE0IR DEB seven estrictamente y se repitan con escrupulosidad, en su Logia, sin acortarlas, ni alterarlas. Recuerdan cada fun- cionario su deber y todos la debida subordinacion que tan peculiarmente distingue la Sociedad. Hay ciertas ma- terias que el Maestro debe decidir bajo su propia responsa- bilidad, y sobre las que no debe proponerninguna question la Logia, saber: todos los puntos de rden, de ceremo- nial, de ley masnica y de discipline, en los que est com- prendido el arreglo de los negocios de la Logia. En todo esto debe determinar segun la concienzuda idea que tenga de lo que es just, por urgentemente que se le insist; de lo contrario, si no lo hace as, es indigno de su puesto. Y sus decisions en estas cuestiones, todos deben someterse de buen grado. No debe haber altercados, protests ni dispu- tas entire el Maestro y los Compaeros. Aun las seales ordinarias de aprobacion desaprobacion son anti-masni- cas irregulares. As como en un tribunal de justicia, aun- que no siempre se asienta la opinion del juez como cor- recta, se trata invariablemente con deferencia, y se presu- me que es just hasta que sea contrariada por autoridad superior, de la misma manera deben ser vistas las decisions de un Maestro en su Logia. En nuestro inters comun est sostener esta autoridad inclume, porque el mal tem- poral que puede resultar de un error del juicio del Maestro, 6 aun de un abuso de sus facultades, es de menor impor- tancia que la conservation de la armona y del rden, que debe ser uno de nuestros principles fines, y que ilustran nuestros discursos cuando se refieren las glorias del fir- mamento, la admirable estructura del sol y de los plane- tas, que giran en profundo y solemne silencio, sin que nin- gun obstculo detenga este plan. Pero el Maestro es siempre responsible ante la Gran Logia, y ella debe dirigirse toda queja bien fundada contra l. Entonces es de su deber so- meterse con pronta y cordial obediencia la decision final del Supremo Poder Masnico. Algunos Hermanos inexper- tos pueden pensar que ninguna dificultad puede suscitarse en la decision de las cuestiones masnicas, porque jams hayan visto tal dificultad en nuestra asociacion. Es verdad que se inculca tanto la mtua tolerancia, y prevalecen tan generalmente los buenos sentimientos entire nosotros, que habiendo juicio, en el que preside, todo camina con facil invariable regularidad. Pero puedo asegurarles que en una Logia bien arreglada, hay campo muy mplio para el ejer- cicio de la inteligencia, y que el Maestro pronto debe cono- cer que necesita algo ms que el conocimiento de las leyes y usos masnicos para cumplir bien con todos sus deberes. Debe conocer sus propios limits, para no invadir los dere- chos de sus Hermanos, de los que, lo advierto todo j4ven Maestro, nos encontrar bastante cuidadosos. Si falta su deber por omision 6 por exceso, hallar inteligencias claras y voices penetrantes, que, respetuosa, pero inequvo- camente, se lo hagan conocer. La Logia sentir en breve que clase de mano la dirige, y as como los Hermanos estn obligados acceder la opinion de su Maestro, l debe mostrar igual deferencia la de ellos cuando la question sea de las que deben arreglarse por sus votos. El puede hablar y votar en las deliberaciones de la Logia; pero no debe dar lugar que se tache su conduct de parcialidad, pues tiene el deber de recibir el resultado de una decision escrutinio, que aunque muchas veces ocurre en cuestiones que no son de grande importancia, sucede otras que el crdito y la reputation de los indi- viduos se afectan para toda la vida por la determina- cion de una Logia. Del Maestro dependent tambien, en gran parte, la paz, la armona y la dignidad de su Logia. Pueden pronunciarse palabras en el calor del debate, que provoquen colricas recriminaciones, en el mismo tem- plo de la Concordia y de la Paz, y produzcan celos y divi- siones aun entire ntimos y sinceros amigos. El Maestro de- be estar siempre pronto estinguir las discusiones, no dejar invadir la discordia, y lo que no es menos importan- te, debe cuidar siempre de cerrar el debate antes de que adquiera demasiada vehemencia, y de conservar aun en los arguments el tono de la deliberacion, lo cual siempre puede hacer, con tal de que ni por un moment pierda de vista su propia position ni olvide la calma de espritu in- dispensable en el que manda. A veces lo pondrn prueba, porque en una Logia, lo mismo que en cualquiera otra so- ciedad, puede haber gentes necias, dscolas intratables, hombres apasionados por la ostentacion hasta en cosas pe- queas, y que gusten de darse importancia aun cuando sea en mala direction. Pero sean cuales fueren la petulancia y la demencia de un miembro de la Logia, no justificarn la conduct arbitraria, ni la insolencia del Maestro, cuyo ver- dadero poder consiste solo en el apoyo de sus Hermanos, apoyo que puede estar seguro de alcanzar, mientras sean honrosos los motivos de sus aciones y digna y decorosa su conduct. La firmeza y la decision son perfectamente com- patibles con la amabilidad y la cortesa. Uno de los anti- guos privilegios de los Maestros que, en los tiempos mo- dernos, casi se ha transferido los Secretarios, es el de convocar sesiones extraordinarias para negocios urgentes. Creo que hemos incurrido demasiado, en el hbito de tener estas reuniones especiales para materials insignificantes, meramente por complacer algun individuo. Los que asis- ten ellas regularmente son casi siempre los mejores y mas concienzudos de la Orden: los masones aficionados ban- quetes, raras veces concurren las tenidas extraordinarias. No es convenient distraer los hombres de sus ocupacio- nes y de sus negocios sin razon important, y as la califi- cacion de este motivo debe dejarse la decision del Maes- tro, pues en verdad, el Secretario no tiene derecho para convocar la Logia cuando mejor le parezca. Pero, como el Maestro, lo mismo que los miembros, est sujeto los reglamentos, que siempre establecen, cundo ha de haber reuniones ordinarias, el Secretario no necesita prvio per- miso para conocer de estas ltimas. Y creo que, en caso de muerte ausencia del Maestro; los Vigilantes pueden con- vocar la Logia, porque no habiendo Maestro, ellos quedan -encargados del gobierno del taller. Este triple sistema de gobierno que probablemente es coetneo de la mis- ma Orden, es una de las pruebas en que se apoyan .al- gunos eruditos para establacer su grande antigedad. Su- pongo que es sabido de todos que, en las antiguas naciones del mundo hubo ciertos misterios, esto es, ritos ydoctrinas enlazadas con su culto religioso que reservndose de las masas de la sociedad y comunicndose unos cuantos es- cogidos, eran vistas con gran veneracion. Cualquiera pro- fanacion revelacion era mirada con universal repugnancia y merecia el mas severo castigo. El Dr. Oliver, el gran expositor de las antigedades masnicas, nos hace saber el hecho singular de que, en los misterios de la Persia, de la India y de la Grecia, como tambien en los de las tribus cl- ticas de la Bretaa, habia tres dignatarios principles, uno de los cuales ejercia la autoridad supreme, y representaba al Sol en el Oriente. Los ritos eran generalmente de un ca- rcter fnebre, en que se representaban la muerte violent y la siguiente resurreccion de algun clebre personaje; pe- ro las ceremonies eran tan diferentes como las deidades en cuyo honor se celebraban. Probablemente los misterios en su origen tienen por objeto ensear la gran doctrine de la unidad de Dios y conmemorar algunas tradiciones transmi- tidas desde los tiempos patriarcales, tradiciones que fre- cuentemente se referian al diluvio y la poblacion primi- tiva de la tierra; pero cualquiera que fuese su objeto origi- nal, llegaron verse recargados de grosera y sensual ido- latra, y parecieron destinadas fomentar mejor que derrocar el paganismo vulgar. Los primeros escritores cris- tianos hablan de los misterios, condenndolos abiertamen- te. Estas impurezas, al fin, se desterraron del mundo roma- no por la luz gloriosa del Evangelio de Cristo. Gradual- mente cayeron en descrdito y se prostituyeron por dinero hasta el nivel mas despreciable. Fueron prohibidos, con to- dos los otros ritos de la supersticion pagana, por un edicto que fu el ltimo del emperador Teodosio (A. D. 390), que pusieron en prctica con gran severidad sus sucesores, y caus, dice Gibbon, una herida mortal todas las supersti- ciones de los paganos, aunque pas algun tiempo antes de que fueran totalmente suprimidas. Los rasgos de semejan- za entire los misterios y la Masonera modern, no pueden dejar de llamar la atencion de los masones. El Dr. Oliver, y los que han adoptado sus miras, pretenden que, en los si- glos mas remotos del mundo, se conoci un sistema secret de Masonera, esto es, del conocimiento y culto del verda- dero Dios, unido la prctica de la mas pura y estrictamo- ralidad, y que fu la institution primitive de que se derivan todos los misterios, cuyas diferencias solo consistieron en circunstancias polticas locales. Pero una autoridad ma- snica, no menos eminente, el Dr. Albert G. Mackey, de Charleston, E. U., cuyo Leicon de la Francmasonera es preciossima adquisicion para la literature masnica, mien- tras admite que la instruction contenida en los misterios era una emanacion impura de la teologa patriarcal, cree que la conexion entire ellos y la Francmasonera, en el sen- tido que ahora le damos, comenz en la construction del Templo. Los artfices dionisiacos, asociacion enlazada con los misterios dionisianos, que prevalecieron en la Grecia, en el Asia Menor y en la Siria, se haban consagrado ta- reas arquitectnicas y se establecieron como sociedad de constructores de templos, unos mil aos antes de la era 215