122 DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MIASONERA a historic de aquellas guerras, el ejrcito americano in- ent tomar represalias contra los indios hostiles, cuyo cau- dillo era Brandt. Con este fin emprendi una expedicion Sullivan, al frente de unos cinco mil hombres bien provis- tos de todos los medios necesarios para castigar las tri- bus hostiles. Sullivan habia penetrado hasta la parte occi- dental de Nueva York, y en su march dejaba tales huellas de destruction, que forman un borron en la historic de este pais. Para hacerla cesar, Brandt reuni todos sus guerreros y fu ayudado por los coroneles Johnson y Butler, con algunos soldados ingleses. Tanto Johnson como Butler eran masones, y ocupaban alto rango en la Orden, siendo el primero Gran Maestro Provincial, pero los he- chos demuestran que la guerra habia encendido en sus pechos una ferocidad que la Masonera no podia corregir, mientras que el indio Brandt siempre estaba dispuesto sacrificar sus sentimientos y sus agravios en el altar de la fraternidad. Cuando los guerreros de Brandt, derrotados, huian de Sullivan, mirando talados sus campos y arrasados sus hogares; cuando el cautiverio de sus families y todo lo que los rodeaba, inflamaba sus terrible pasiones, una pe- quea partida de exploradores del ejrcito de Sullivan cay en una emboscada, y todos fueron muertos, escepto el jefe y otro individuo que quedaron como cautivos. El teniente Boyd, que era el jefe, era mason, y acudiendo co- mo tal Brandt, ste le prometi su protection. Creyendo seguro su hermano cautivo aun en medio de sus guerre- ros enfurecidos, le dej para ocuparse de otras atenciones, cuando el coronel Butler, que mandaba los ingleses, in- terrog al prisionero sobre la fuerza y los planes del ejr- cito del general Sullivan. Creyendo que la seguridad de su jefe dependia de su silencio, y fiando en la prometida pro- teccion de Brandt, se neg dar los informes que se le pe- dian. Butler, cuyo carcter parece cubierto de infamia en la historic de la revolution, olvidando el honor military y las obligaciones masnicas, y falto de los sentimientos de humanidad que animaban al caudillo indio, entreg al. cautivo al furor de los salvajes, y le hizo perecer en medio de los tormentos mas horrorosos. Esta atrocidad se come- ti estando ausente Brandt, cuya fama est libre de haber violado los deberes masnicos. Jonathan Maynard, que despues residi en Francingham, cerca de Boston, y que fu notable ciudadano de Massachusetts, menudo referia sus amigos que durante la guerra de la revolution, fu hecho prisionero en el estado de Nueva York por una fuerza enemiga, compuesta principalmente de indios las rdenes de Brandt. Segun la costumbre de los salvajes, es- tuvo punto de morir en el tormento, y ya se habian he- cho todos los preparativos al efecto. Cuando lo estaban despojando de su ropa, Brandt que estaba present, descu- bri pintados con tinta en los brazos del prisionero los simbolos de la Masonera. La negra passion de la venganza se disip en el acto, del pecho del guerrero, quien salv su hermano cautivo. Maynard, como prisionero, fu envia- do al Canad, done despues de permanecer algunos me- ses, fu canjeado y pudo regresar su casa. Lleg ser muy anciano, gozando del respeto general, y constante- mente daba testimonio de la fiel adhesion de Brandt sus obligaciones masnicas. Hay otros muchos casos de la fra- ternal benevolencia demostrada por esteindio cuando todo lo que le rodeaba eran odios y derramamiento de sangre. Pudieran multiplicarse sus rasgos de generosidad con sus adversaries en los campos de batalla, y referir el empeo con que amparaba la mujer indefensa y al nio desvalido. Elocuente en las asambleas, su voz sabia enardecer las pa- siones, como el huracon azota los rboles del bosque; astuto en el combat, sabia conducir sus guerreros con el sigilo y la celeridad dela serpiente; impetuoso en los pe- ligros, sabia inundar en sangre las fortalezas de sus enemi- gos. Combatia segun las reglas que habia aprendido en las selvas, y sus enemigos lo apellidaban Thayendanagea el Te- rrible. Sullivan quiso vencerle con la destreza de la civili- zacion en la guerra, y los iroqueses le dieron el nombre de destructor de ciudades, iOjal un velo pudiera cubrir la part de la historic de este pais llena de manchas de sangre en los hogares del indio y en la residencia del blan- co! Cuando la Inglaterra hubo agotado su energa en est- riles esfuerzos para subyugar sus colonies americanas y reconoci la independencia de su nacionalidad, poco cuid de los indios que habian sido sus aliados, y stos, en su mayor parte, quedaron merced de la generosidad de la nueva repblica. Brandt habia tenido un nombra- miento military en el servicio ingls. pero no habia recibido sueldo durante la campaa, ni se le concedi despues de la pension de retiro, cuando termin la guerra. Pero ha- biendo quedado despojada su nacion de su rico patrimonio en Nueva York, el gobierno ingls le li en el Canad. en 1795, terrenos hermosos pero enteramente incultos. y Brandt fu Inglaterra, ostensiblemente, para arreglar las reclamaciones contra la corona britnica. Los Estados Tni- dos deseaban dirigir sus negocios con las naciones indias que quedaban dentro de su territorio y en su frontera. de modo que se olvidara lo pasado y se conciliara su amistad; pero los indios ro habian olvidado su primitive indepen- dencia, y no estaban dispuestos someterse las nuevas restricciones que habian de imponrseles. Sus consejos es- taban enardecidos, y en ellos tomaban parte los caudillos guerreros que jams se habian reunido antes en una asam- blea general. Su objeto era realizar entire todos los hijos de las selvas una alianza para poder resistir cualquiera invasion sus antiguas posesiones, y cualquiera tentative de reducirlos al vasallaje anglo-americano. Parece que entr en la diplomacia de la Inglaterra fomentar la confederacion de los indios americanos, y Brandt procur empeosamente llevarla cabo. Emple toda su elocuencia natural con los indios, toda su sagacidad con el gobierno americano, y to- da su diplomacia con la Inglaterra, para evitar que su raza cayera en el olvido que la suerte la habia condenado. Pero este destino era inevitable, y los pieles rojas han caido como el follaje de sus bosques primitivos; sus tumbas son surcadas por el arado, y sus huesos sirven de abono los campos del labrador. Durante la visit de Brandt Ingla- terra en 1785, fu recibido por los dignatarios de la Iglesia y del Estado con las consideraciones debidas su rango de caudillo indio. Su fama le habia precedido, y su llegada Salisbury se refiri como sigue en una carta de 12 de Diciembre de 1785, que se public en Londres: "El lunes ltimo lleg esta ciudad, procedente de Amrica. el co- ronel Jos Brandt, elfamoso rey de los mohawks, y despues de comer con el coronel De Peyster en este cartel gene- ral, continue inmediatamente su camino Londres. Se dice que este extraordinario personaje presidi el ltimo Con- greso de Jefes Confederados de las naciones indias de Am- rica, y que por ellos ha sido nombrado para dirigir la guerra que preparan contra los Estados Unidos. Sali para Inglaterra inmediatamente despues que ces la asamblea y se cree que es de grande importancia la embajada que trae la corona britnica. Este pais debe much los ser- vicios del coronel Brandt durante la ltima guerra de Am- rica. Fu educado en Filadelfia, es muy astuto inteli- gente, tiene gran valor y agilidad como guerrero y es inviolablemente adicto la nacion britnica." Pero mientras Brandt era objeto de marcadas distinciones, aun por parte de la corona, no perdi su propia dignidad. Se refiere que al ser presentado la familiar real, se neg besar la mano del rey, pero con admirable galantera, dijo: "que con gusto besaria la mano de la reina." Brandt lleg ser favo- rito del prncipe de Gales. lo acompa en sus diversio- nes y ocup un asiento en su mesa. y se asegura que el caudillo indio perdi much del respect que tenia al tro- no por la familiaridad con que era tratado por la familiar real. Pero l siempre supo conservar su propia dignidad y as lo demuestra el incident que ocurri en un baile de mscaras de la corte, en que cada cual tom el traje de .un personaje ideal. Brandt esta vez se present entire aque- lla turba de peregrinos y guerreros, donceles y gitanos. en su propio traje de caudillo mohawk. pintado y armado para el combat. Aquella noche l fu quien mas llam la atencion, pues el aparato de la ficcion no pudo igualar la sencillez de la verdad, y un dignatario oriental, que tom al guerrero americano por una persona bien disfrazada, admirando lo que le parecia mscara, quiso tocarle la na- riz. En un instant el tomahawk se desprendi del into y brill en torno da la cabeza del musulman, estremecin- dose el salon con el alarido de guerra del indio. Jams se oy en aquella elegant mansion grito tan terrible que hizo palidecer los ficticios hroes del baile. Pronto hubo ex- plicaciones satisfactorias, pero fuera fingida real la exal- tacion de Brandt, en much tiempo no se olvid elbelicoso alarido del mohawk. Ni los placeres, ni los negocios de Brandt en Inglaterra, le apartaron de su empeo enprocu- rar la civilizacion y la mejora moral de los hombres de su raza, y as vemos que se ocupaba en volver traducir el Evangelio de San Marcos y el libro de oraciones, por ha- berse perdido en la guerra su primera version. Concluida su mission, dej la esplndida metrpoli de la Inglaterra, regres al Canad y en los bosques volvi sus ocupa- ciones domsticas. Continue en relaciones y en correspon- dencia con distinguidos europeos. y su espritu active se emple constantemente en frustrar las intrigas del gobiernv BRA