ENRIQUE A. LAGUERRE Puede un pueblo de quince mil habitantes, como Ptzcuaro, tener tal museo cuando San Juan, en cuya zona metropolitan hay ya ms de trescientos mil habitantes, no lo tiene? Mucha gente que viene de fuera lo pregunta siempre: "Dnde est el museo de la ciudad?" Naturalmente, viene la confesin: "No tenemos museo". Por eso aprecio en todo lo que vale el entusiasmo de estos muchachos de la Escuela Supe- rior Central que han hecho una cooperative -no estn de moda las cooperativas?- de entusiasmos y conciencia de pasado y present, con fines de cuajar una cultural de todos los tiempos. No s sus nombres; pero los distingo por sus entusiasmos. Dos de ellos me llevaron a la antigua residencia de don Eduardo Giorgetti. Me mostraron sus amplias sa- las, pasillos, sus docenas de habitaciones, sus terrenos adyacentes, sus bellos rincones, sus detalles de cons- truccin. No tiene precio para museo. En uno de los rincones del patio, cerca de una fuentecilla con tritn, tan propia de la cultural neoclsica francesa, hay una estatua de figure meditativa, frente a un laurel que lee: "Luis Muoz Rivera". La estatua se llama "Amis- tad". Es un vibrant smbolo de la amistad que uni a Eduardo Giorgetti con Luis Muoz Rivera. En esta casa hay viva historic puertorriquea. Aqu vivi Luis Muoz Rivera y su memorial perdura en el homenaje en bronce, al amparo de rboles puertorriqueos.