PULSO DE PUERTO RICO Al penetrar en el apretado saln de la seora Coll Vidal se inici el asombro, que fu creciendo conforme iba examinando ligeramente las colecciones. Lstima que viniera con tan poco tiempo. Y yo, que pensaba estar all quince o veinte minutes, estuve hora y media y casi nada pude ver, examiner. Promet volver. Era tanta la pasin juvenile que ahora me pareca increble. "Nos hemos propuesto hacer algo para las gentes del ao dos mil", me dijo graciosamente uno de ellos, con aparente tono de humor, aunque con la firmeza de un hombre de fe y de convicciones. Por regla general, un adolescent no tiene perspective de future. Derrama toda su vitalidad en el present y en su propia individualidad. Es sencillamente inusitado que estos adolescents de la Escuela Superior Central tengan segura perspective del future. Levantar un museo! Como si se tratara de organi- zar un baile! Con inusitados brillos en los ojos, una de las chicas me dijo: "Ahora estoy tratando de conse- guir algo que no quiero decir; es un objeto de qu se yo cuntos aos, que una familiar tiene como reliquia. Yo estoy conquistando al seor". Me lo dijo as, ca- sualmente, con inocente picarda. Sin embargo, lo que haba dicho no tiene desperdicio. Porque eso de con- quistar para la cultural es un quehacer extraordinario, verdaderamente extraordinario en un adolescent. Eso es lo que hacen estos muchachos de la Escuela Superior Central: conquistando para la cultural. Per- manecern sordos al llamado de estos muchachos los hombres que, por su edad, tienen ms conciencia de lo