ENRIQUE A. LAGUERRE recogido peseta a peseta entire los grupos juveniles, como si ya no fuera suficiente el vivo entusiasmo de esos mu- chachos. La mejor recomendacin de la prensa es la promocin espontnea de actos como ese. Son dignos del ms clido aplauso las columns de cultural como el Temario Isleo, de Juan Martnez Cap, en El Mundo, y la de Jos A. Cadilla en El Imparcial. Admiro las recias voluntades de personas como Juan Bautista Pagn, que no slo sostiene l solo un men- suario de cultural -Artes y Letras- sino que tambin se impone la tarea de publicar la excelente poesa in- dita de Julia de Burgos, que acaba de aparecer en el libro El mar y t; como Laura Gallego, que ha soste- nido un mensuario potico en Bayamn, con el nombre de Poesa; como Francisco Lluch Mora, que en Yauco sostiene una pequea editorial para la publicacin de bellos opsculos poticos; como Carlos Marichal, que tambin en Yauco, lucha por dar cuerpo a la idea de una editorial; como la BAP, que hasta aqu ha publi- cado ms de cinco docenas de obras puertorriqueas; como la coleccin Yaurel, que lleva seis ttulos y anun- cia otros ms. Admiro la fecunda generosidad, el inusitado despren- dimiento de todas esas personas, que luchan por sobre- ponerse a la paz de cementerio aldeana o a la vocin- glera del radio vulgar, el deportismo histrico, los al- tavoces comerciales. Los admiro profundamente. Y no estoy solo; en los ltimos meses he recibido muchas car- tas y mensajes de aliento, que siga adelante, que no desmaye, que estas crticas estn llegando a muchas