PULSO DE PUERTO RICO otro lado tiene hidrpicas preferencias por los trminos literarios. En ello se refleja una marcada actitud de alzamiento de hombros frente a la necesidad de educa- cin universal y un excesivo aprecio por la misin ar- tstica de la lengua, como si los literatos -quienes, en su mayor parte se pasan jugando a las palabras, deli- cioso deporte-, fueran la nica gente de valer en el pas. Soy de opinion que algunos literatos y poetas, antes que promotores de progress y de cultural cierta, son vehculos de tontos tradicionalismos y anacronismos v sostenedores de atrasos sociales. Se repite much entire nosotros la idea de que para mejorar la lengua slo hay que agregarle adjetivos y metforas. El concept aparece hasta en los manuales; ms an, abre uno una antologa o un libro de texto y slo encuentra models de prosa y poesa lrica. En realidad, en nuestro ambiente sobra la oera lrica y encarece la claridad y la sobriedad. Estamos super- saturados de sensibleras literarias y ello no para de repetirse. Estimo, por ejemplo, la obra de Rabindranath Tagore, de Daro o de Azorn, pero las citas insistentes empalagan ya. Toda esa blandenguera lrica ha ahue- cado los gustos y nos ha hecho career que ese es el me- jor modelo de expresin. Tal sobreestimacin de la forma nos ha hecho olvidar que lo ms important de la expresin es el fondo y no la forma. Repito que la crtica corriente estimula la malhadada situacin. La idea de que el poeta lrico es un profeta o un en- viado de Dios es completamente extempornea. Es una idea romntica -el mesianismo es romntico- y entire