ENRIQUE A. LAGUERRE -2- En el caso particular de Puerto Rico, creo que se habla much sobre propiedad y correccin sin que na- die a esta hora sepa, a ciencia cierta, qu cs eso. Correccin y propiedad de acuerdo con las normas castellanas o correccin y propiedad de acuerdo con las normas de la gente culta y, en particular, de los especialistas de Puerto Rico? Es claro que un idioma necesita normas, unas generals y consistentes y otras particularmente regionales. Yo no dudo que las prin- cipales normas que funcionan, digamos, en Castilla, tambin funcionen en Puerto Rico. Pero no siempre es -ni tiene que ser- as. Nosotros hablamos espaol -un espaol poderosamente influido por americanis- mos-, y no castellano. Creo un error, no slo que se llame castellano al espaol, sino tambin que se pre- tenda que hablemos exactamente como habla un caste- llano o como proponen las gramticas normativas caste- llanas y un diccionario castellano, preparado con cri- terio selectivo, aunque con ello se sacrifique la vita- lidad lingstica. Desde este preciso moment lo voy a decir: creo que ya es tiempo de que los latinoamercianos le metamos mano a la obra de un diccionario espaol, con criterio total y no selectivo, tal como hicieron los norteameri- canos al crear el Webster. Se dice que se ofrece un diccionario modern -es el caso de Vox- y nada menos que se hace acopio, por separado, de los lati-