ENRIQUE A. LAGUERRE No es extrao, pues, que en Madrid -ciudad ms cosmopolita- se oigan con bastante frecuencia voca- blos ingleses como all right, hall, bluff, jersey, bridge, club, cocktail, dancing, flirt, high life, jockey, country club, manager, miss, record, roast-beef, sandwich, scotch, .smoking, sketch, snob, standard, ticket, yacht, entire otros anglicismos, por no mencionar los centenares de gali- cismos. Sin temor al examen estadstico, me atrevo a afirmar que la influencia inglesa en la lengua en Mxico -no en la frontera, sino en la altiplanicie- es, en algunas fases, ms marcada que en Puerto Rico. Algo parecido se observa en la Habana. En los pases pequeos de Centroamrica, donde la United Fruit y otras compa- as ejercen bastante influencia social, el anglicismo es tambin notable. Esto hace, por ejemplo, que el sal- vadoreo distinga entire la toronja de cscara gruesa, que llama toronja, y la de cscara delgada que llama grapefruit. En realidad, la influencia del ingls es discernible en todos los pauses que uno visit, sobre todo si son cen- tros comerciales, industriales o de turismo. Es muy po- sible, pues, que en algn caf de Madrid se sirva jive ('clock tea a todas horas. Nadie puede negar las diferencias lingiisticas de Puerto Rico con otros pases de habla espaola, en lo puramente regional y en lo que concierne a la influen- cia natural del ingls. Pensar que debemos ser caste- llanamente puristas los puertorriqueos es dar cabe- zazos contra la pared o dar de patadas a la piedra con