ENRIQUE A. LAGUERRE Lucy Boscana, por ejemplo, tiene que vencer muchas de estas situaciones tajantes y sale bastante bien, den- tro de las circunstancias, del trance. No pocas veces el director subsana algunas de esas situaciones con algn recurso oportuno. El esfuerzo del director por sacar continuidad a la dispersin es clara. Se hace di- fcil poner una espina dorsal a las muchas estampas cos- tumbristas y a las repetidas proposiciones dramticas que se quedan sin solucin. Para lograr cierta unidad escnica hay que apegarse a la creacin de una at- msfera determinada, que afecta, no slo el mensaje ideolgico, sino tambin la promesa de caracteriza- cin. La msica contribute a crear esa atmsfera. Pero en realidad hay much divagacin y much ancdota con- tada en La carreta. Por moments llega, injustificadamen- te, a la exaltacin tribunicia. Se nota la nerviosidad del argument por querer ser carne de gran obra. Hay buenas actuaciones en La carreta, adems de la ms destacada -la de Lucy Boscana-, las de los dos nios, Myrna Vzquez, Angelina Morfi, Laura Martell, Hal Laski. Algunas de esas actuaciones -Angelina Mor- fi, Laura Martel y Hal Laski- vienen a aminorar los efectos de la falta de unidad con la inclusion de escenas de escasa o ninguna relacin con lo que sospechamos que debi ser el propsito central de La carreta. Con ser dos actors prometedores, no me explico la diferencia en estilo de actuacin de Vctor Cuch, que propende al realismo sin trabas, mientras que en