ENRIQUE A. LAGUERRE meras danzan frente a las espumas", dice Ricardo, el probable amante, a Jos Luis, el esposo desdeado. Eso es ya demasiada civilizacin. El mundo de Una sombra menos, pese a sus sustancias de realidad, est muy es- tilizado. Otra vez los personajes de actitudes puristas e incompletas: la propia Mara Soledad, Ricardo, sobre todo, Ernesto. A veces se le escapan a Arriv algunas de esas falsedades de apreciacin como cuando dice que las facciones de Ricardo "revelan una firme voca- cin potica". La tragedia de personajes como Mara Soledad o Hiplito -descontada la farsa- no es tanto que res- piran casi de espaldas a la convivencia; su tragedia ma- yor es la inescapable certeza de que con ellos se de- rrumbar el mundo. Es lo que est en la atmsfera de estas comedies de Arriv, como el fatalismo estaba en la atmsfera del teatro griego. Es un triste mundo este de Mara Soledad, de situaciones tantlicas, luchando desesperadamente, sin poder, por desprenderse de las ataduras, y siempre atada, en un mundillo de fantasa limitadas, frente a la continue invitacin de la libera- cin definitive. Se me figure que la ms difcil brega de Arriv, al escribir sus comedies, es aquella que le provoca el uso de la lengua, limitada y elusiva. Quin sabe por eso re- curre a los smbolos. A veces espera demasiado del p- blico: que entienda lo que l, como autor, entiende. Y eso no es possible. El smbolo no fu nunca de fcil comprensin para el pblico, ni siquiera para el cri- tico. Yo, personalmente, me decidira por menos sm-