ENRIQUE A. LAGUERRE Pues bien, en Club de Solteros, Arriv se burla de esos purismos, y, para burlarse de ellos, se vale de un quinta- columna, temporalmente fronterizo, que es el personaje Ello en su obra. La pura teora que es Hiplito sugiere esos intentos de purismos que acaban en s mismos. Buen discpulo tiene en Ricardn -en el fondo, trgico mue- co- que acaba por abrazarse a un maniqu. Los des- humanizados, los buscadores de maniques, hacen legin. Por eso el Club de los Solteros, -templo de estos hombres incompletos -no es otra cosa que un "cascarn de ideas vacuas", para utlizar palabras del propio Arriv. Y as son tambin las instituciones y los individuos que no estru- jan su vida en el contact con los dems. Eso es Club de Solteros, una farsa de hombres in- completos, con quienes nunca se hizo ninguna civiliza- cin en el mundo. Hombres como Hiplito, Ricardn y don Pepn no son hombres de creacin sino hombres de aberraciones. Es cada uno de ellos, un crculo vicioso, burro de la noria, sin capacidad para adaptarse a un mundo que para subsistir requiera la colaboracin de todos los hombres y de todas las mujeres. Por eso es que, en el fondo, me parecen trgicos estos fantoches de Club de Solteros. El mensaje de Arriv es obvio: a nada conducen las actitudes incompletas, parciales; la vida no es eso. He aqu por qu son eficientes en un templo "de ideas vacuas" como dice Arriv. Sin em- bargo, padecen de alucinaciones mesinicas: creen que van a salvar la vida con esas actitudes. Pero se con- sumen como el quenepo macho, prometiendo frutos con apariencias floridas y pasa una primavera y viene