ENRIQUE A. LAGUERRE estrellas y caballitos de mar- logra la autora crear un mundo de belleza y fantasa infantil. Y lo ms notable de estos cuentos es que ella crea ese mundo sin sepa- rarse de la tierra que la vi nacer, esta tierra tropical, aturdida casi de colors y perfumes. El constant lla- mado de mar en Juaniquito Melcocha, que invita a la aventura, es indiscutible vision de isla, nuestra isla, Puerto Rico. Y la "tortuguita colorada" es "como ptalo de pavona", la pavona que nuestros nios tienen en su propio jardn. Obsrvese, adems, la ausencia de esos series extraos a nuestro medio social que son los reyes princess y prncipes, de que estn llenos los cuentos tradicionales, tantlicos a la vez para los nios pobres, por la profusin de tesoros y joyas y piedras preciosas que hay en ellos. En estos, por el contrario, hay una encantadora senci- llez, y el inters por los pequeos lectores ha de cen- trarse en el natural amor a los animals domsticos, en una vida saturada de poesa, en el estmulo de los sen- tidos y de la fantasa natural, nunca desmedida. Sin violentar viciosamente la realidad en la que han de vivir de lleno ms tarde los nios, logra Ester impri- mir a sus cuentos el inefable sabor a cuento viejo que en la adultez nos estremece de aoranzas. Los poemas:- Lograr en la poesa infantil la ntima belleza por medio de una admirable intuicin lrica que es segn Croce, lo mejor de la poesa, es ya casi un milagro. Para ello se vale Ester de una realidad lingstica indiscutible: el impresionismo expresivo. El nio en su lengua primaria y elemental -y aun el