ENRIQUE A. LAGUERRE los hijos a quienes haba dedicado nanas desde la ado- lescencia, dej la escuela official y se qued a dirigir la escuela del hogar. Ya no escribi poemas; se dedic a criarlos en las vidas de sus nios. Al grupo de amigos que la vimos crecer en la sensi- bilidad potica, se nos perdi Ester, la soadora, nti- ma de plants y pjaros, y el recuerdo de su compaa nos pareci sugestin de otra vida. Pasados algunos aos. mientras trabajbamos en el Consejo Superior de Enseanza, sentimos la necesidad de la colaboracin de la poetisa, madre y maestra. Haca algunos meses que estaba ella encendida de pasin maternal con el adve- nimiento de Yal, la nia entresoada en los juegos de muecas. Con Yal eran tres ya sus nios. Ester respondi al requerimiento: se dispuso todo para que comenzara a componer un libro propio para nios de la escuela elemental. Luego de enterarse de lo que se vena haciendo en las oficinas del Consejo, fue- ron apareciendo los poemas y los cuentos. Casi invaria- blemente deca: "Se lo cont a mi nio". Y aseguraba que su nio haba entendido. Sin embargo, nosotros nos preguntbamos si su nio habra entendido algunos de los vocablos que aparecen en sus cuentos y poemas: mstiles, ptalo, brjula, grumete, querubines, serafi- nes, sonajero, etc. Entendera una oracin como esta?: Un olor spero le llen el pecho y se encontr en los labios sal. Y estas frases metafricas?: por grumete el alma ma; caballito espumoso de nubes claras; mar en paales de espuma, maraquita de luna. -Pero. .., palabra, el nio entendi todo eso. Qu hay en estos