PULSO DE PUERTO RICO exclama la mujer. Y luego, amenaza, estremecida de desilusin: Sern de roca muda mis cauces estancados y mi lengua de hierro, si te tardas, amado Sin embargo, en algn moment de la espera amoro- sa, oye o escucha la "voz diminuta de una piedra que gime sin lograr levantarse". No entra en los versos de esta .poetisa el brillo, fas- tuoso de las pedreras que ceg a Rubn Daro y a muchos de sus buenos y malos seguidores. En este sentido, no hay artificiosidad en Marigloria Palma: o se rinde a la magia de la Naturaleza sin afeites o escapa hacia lo sideral; cuerpo y espritu,, espritu ms que cuerpo. El tema de lo vegetal, que se repite con inquietante insistencia, es, casi siempre, smbolo de blandura y pasividad, aunque de vez en cuando, como sucede con el sustantivo raz, adquiere sentido de agresividad. Se manifiesta lo vegetal en el sustantivo, el verbo, el ad- jetivo; se presta admirablemente para la creacin me- tafrica. Los labios son "gajos abiertos", la piel "ca- nela", el cruce racial "injerto"; sus promesas "tallos" y "brotes"; la mujer "un lirio sembrado"; sus deseos, "lianas salvajes"; la expresin potica "selva de tri- nos"; el cabello, "zarzas"; la sangre, "savia"; la fi- delidad amorosa, "raz"; la malquerencia, "espinas"; el desamor, "fruta agria"; la amargura, "retama"; la ofrenda amorosa, "gajos"; los besos, "racimos"; la desilusin, "caa".