PULSO DE PUERTO RICO Si pensamos en una Universidad fundada para edu- car castas desligadas de las realidades, ms amigas de la frivolidad y de las blandas concesiones individua- les, que del quehacer colectivo, pensamos mal de la Universidad. Todos estamos en la obligacin de con- tribuir al progress universitario; ese no es privilegio de unos pocos. Al llegar a su cincuentenario encontramos a nuestra Universidad empeada en similar procedures, a veces demasiado ambiciosa, a veces desatendiendo las rea- lidades ambientales --quin sabe sobreexcitada en el alborozo de querer comprender el mundo-, pero una Universidad sin duda progresista e inquieta. No dar siempre en el blanco no es culpa del blanco sino del flechador. Creo honradamente que urge mejorar nues- tra puntera y no empearnos en encontrar fallas en el blanco.