ENRIQUE A. LAGUERRE el element director donde lo encuentre o donde las cir- cunstancias lo permitan, aqu y fuera de aqu, pero acumulando la responsabilidad mayor y perentoria en los de aqu, que son los que tienen el inters ms ge- nuino en la tarea, porque se trata de su propia vida real e inmediata. Si se tiene desconfianza en la inicia- tiva de los de aqu se da un mal ejemplo de iniciativa individual y colectiva. Y entonces la Universidad deja- ra de cumplir su ms important misin. A m no me convencen much las universidades que sirven, bsicamente, a un intelectualismo mstico y ter- minolgico. Prefiero la idea de laboratorio para una universidad: aqu se han de anticipar las soluciones de los problems vitales del pas, en lo educativo, en lo industrial, en lo social, en lo professional, en lo cul- tural. La cultural ser un mito mientras no se apreste a servir la vida real de un pueblo. Por lejos que quieran llevarse los concepts de cultural, todava el ser human tiene que afanarse, da a da, hora a hora, para pro- curarse sus necesidades perentorias, da a da, hora a hora. Corresponde a la Universidad el tratar de dig- nificar esa vida diaria con el estmulo de la superacin constant, proporcionando lderes que, antes que caci- ques sociales, sean servidores del pueblo. Ese es el camino ms corto al pueblo. No basta con llevar la universidad a los hijos de la gente sin recursos, por medio de becas, pongamos por caso, si lo que se hace es sumar nuevos adeptos al pri- vilegio. En todo moment la Universidad debe reflejar un genuino inters por servir, direct o indirectamente,