PULSO DE PUERTO RICO su dedicacin y ella respondi: "Como puertorriquea, no quiero quedar mal". Esa misma actitud la he visto en multitud de puertorriqueos en el exterior. Basta poner como ejemplo de esta actitud traditional en favor de los process educativos, el artculo de Ale- jandro Tapia Puerto Rico visto sin espejuelos por un cegato. Es una ingeniosa crtica de cmo deseara ver Tapia a Puerto Rico. Desea sanidad, hospitals, bancos, buena trasportacin, industrial, y, sobre todo, que la educacin sea universal, que haya una gran universi- dad, casas de arte, bibliotecas y peridicos. Y eso que Tapia se distingue ms como autor de temas cosmopo- litas que como autor de temas puertorriqueos. Pero responded a nuestra ansia de educacin universal. En su libro Mis memories, sus inquietudes reformistas se hacen muy evidentes. Y lo ms notable es que los escritores ms represen- tativos nuestros, del pasado y del present, han puesto siempre en evidencia, una franca actitud reformista: Degetau, Alonso, Tapia, para nombrar unos pocos. To- dos piden reforms en el trato a la mujer, a los obre- ros, a los press. En todos hay un concept abarcador de la educacin. No se har difcil, pues, poner en prctica un pro- yecto de alfabetizacin en Puerto Rico. Los propsi- tos abarcadores seguirn hallando el franco endoso de la conciencia colectiva de nuestro pas.