ENRIQUE A. LAGUERRE los escritores Manuel Alonso, Alejandro Tapia, Fede- rico Degetau, Manuel Zeno Ganda, Nemesio R. Cana- les; en nuestros hombres pblicos del pasado y del present, en Baldorioty, en los hombres del '69, en Hostos, en Jos Julin Acosta. Todava, por ejemplo, estn por examinarse las ideas prenoventayochistas de Degetau, que pertenece a la misma tradicin didctica de los que labraron la generacin del '98 espaola. Y no podemos olvidar la preclara figure de Rafel Cordero, ojos del pueblo, y voluntad y avanzada democrtica, sealador de caminos en las prcticas sociales poste- riores de nuestra escuela. La actitud eticista y didctica de gentes como Alon- so, Tapia, Degetau u Hostos; la consagracin al ma- gisterio de personas como el Padre Rufo o Rafael Cor- dero; la continue gestin educativa de hombres pbli- cos como Power, Baldorioty o Jos Pablo Morales, no es casualidad, sino coincidencia de propsitos y afir- macin de una realidad. Por eso se logr la abolicin en la forma que se logr y se pudo crear nuestra es- cuela modern. Es por eso que el puertorriqueo que sale de Puerto Rico, a servir, en lo educativo en otro pas, se conduce con tanto sentido de responsabilidad puertorriquea, sea esta o aquella su posicin poltica, como cuando se halla en su propio pas. Recuerdo en M- xico, en el proyecto de la Unesco, el caso de la profesora del Politcnico, seorita Genoveva Margarita Ramrez. Ti abajaba sus horas regulars de trabajo, y las horas de la noche y los das de fiesta, el Da de Ao Nuevo, el Da de Reyes. Alguien le dijo un da el por qu de