ENRIQUE A. LAGUERRE a un redactor, sino que debi disponer de un represen- tante ampliamente entendido en las materials que se discutieron para que, no slo informara a su pblico, sino que tambin hiciera conocer puntos de vista pro- pios, como hacen otros peridicos en casos similares, en Mxico, Estados Unidos, Argentina y otros pases. Actos como este necesitan amplio comento pblico porque esa es una manera de educar. Ser la actitud de nuestra prensa un reflejo de que en el pasado no nos hemos ocupado de dar a nuestros ciudadanos un conocimiento ms amplio y reflexivo de nosotros mis- mos? Otra vez deseo ver el asunto con perspective. Qu pensarn las generaciones futuras- al examiner los peridicos- de actos como ese, sobre todo si los postulados del seminario se convirtieran en realidad, es decir, si se lograra un acercamiento international a base de reuniones como esa que no tienen carcter poltico y s tienen una trascendente significacin cul- tural y humana? Asist a varias de las sesiones del seminario y not un sincero espritu de solidaridad humana. Las prin- cipales ponencias, las discusiones, la actitud tolerante y comprensiva de casi todos los delegados, as lo ates- :iguan. Ese deseo de acercamiento, de borrar fronteras, de erradicar prejuicios localistas, de revisar criterios que ofenden la solidaridad international, de mantener a los historiadores libres de la presin official, de acabar con dogmas, es en extremo laudable y prometedor.