ENRIQUE A. LAGUERRE Desde entonces fue que comenz a cambiar, efectivamen- te, la actitud social de la zona rural nuestra. Otros acon- tecimientos posteriores -PRERA, educacin, carrete- ras, campaa del Partido en el poder- apresuraron la salida del campesino de su aislamiento. Ese "ambiente de rstica familiaridad" que seala Morales Carrin por boca de Lasierra, Ledr (siglo XVIII) y otros es lo que nos ensea a ser marcada- mente hospitalarios, a dejar "un plato al rescoldo" para el que llegue necesitado, costumbre observada en nues- tras zonas rurales ms sencillas. El ambiente rural fue lo que nos di lo mejor de nues- tro carcter. Pasaron tres siglos antes de que el San Juan official y amurallado comprendiese que Puerto Rico estaba all, al otro lado de las murallas. Ese Puerto Rico rural, que creci en las hambres, que aprendi la frugalidad, lejos de las fiestas cortesanas, desarroll una admirable capacidad para no desesperar en la espera del peligro. Vctima Puerto Rico de una constant amenaza pirata, soport con brava estoicidad la casi interminable ace- 'hanza de ingleses, daneses, holandeses y franceses. Vi- vi en una vorgine de codicias europeas. Algn hijo suyo Miguel Henrquez- cabalg su bravura sobre el mar pirata. Y ino quiso morir de inanicin legal; en- frentse a un destino fatalista: vivir de contrabando. Fu una organizacin rehabiltadora Instituida, durante lob primneros afos de la funcin prealdenclal de PrankIln D. Rtoosevelt en Estados Unidos.