PULSO DE PUERTO RICO que slo una escasa minora de la poblacin tena re- laciones directs con los contrabandistas; que los n- cleos de poblacin estaban dispersos; que la agresivi- dad de las naciones rivals de Espaa mantuvieron a la Isla en prctico estado de sitio por largas tempora- das; que adems haba exclusivismo religioso en el pas; que como demuestra el propio Morales Carrin durante un largo perodo hubo una alta muralla de divorcio entire el San Juan soldadesco y el resto de la Isla; que la gente se meta en el interior de la Isla y se aplatanaba: si tomamos todo eso en consideracin, no parece muy probable que la Isla se mantuviese in- ternacional y culturalmente abierta a las corrientes de fuera, pese a la entrada y salida de mercaderes ilega- les, por lo menos hasta final de siglo XVIII. Posiblemente la idea de insularismo es un extremo y, probablemente tambin, la idea de puerta abierta es otro extremo. Adems, hay que considerar los diversos fac- tores sociales, intercambio cultural o intercambio co- mercial, pongamos por caso. Y los ncleos de personas afectadas por esos factors. Y las relaciones poblaciona- les domsticas. No fu hasta que las carreteras violaron la intimidad de la Isla y la educacin --escuela, radio- inyect mundo, el otro da, en los predios serranos, que el cam- pesino nuestro comenz a abandonar un lenguaje de siglo 16, que conserve gracias a su largo aislamiento. Me atrevera a aseverar que el Campamento Las Casas fue el ms eficaz conspirador en contra del aislamiento traditional, desde un punto de vista de rescate en masa.