84 ENRIQUE A. LAGUERRE A veces alardeamos de europesmo, sacamos a la pu- blicidad nuestros abuelos europeos, pero no podemos dejar pasar las seales de la intimidad, y, enternecidos, las seguimos. Es por eso que el puertorriqueo, sea quien sea, tiene una inclinacin inevitable a ponerse del lado de quien necesita apoyo. Por eso hemos to- mado partido en favor de Gandhi o ke Jackie Robinson, que para el caso es lo mismo. Todos, desde el gobernador hasta el ms desvalido de nuestros cuidadanos. Y se da el caso extraordinario de que, para los efectos de conduct social, esto est sobre nuestras preferencias polticas; que un indiscutible admirador de la organizacin pol- tica norteamericana, como don Juan B. Huyke, sea uno de los ms consistentes animadoras de la creacin puer- torriquea. Es que no lo podemos evitar, es que somos as. Y eso nos salva para la historic.