ENRIQUE A. LAGUERRE de la Aficin y muchos otros trabajos, periodsticamente annimos, pero con el sello indiscutible de la persona- lidad de Pont Flores. Hasta en los calces y notas se vea la mano de este periodista que no desaprovecha oportu-. nidad para manifestar esa simptica disposicin humana suya. No he practicado ningn deported en particular, pero aprecio en lo que vale el bien que puede hacerse a travs de los deportes. Me gusta la competencia leal en el baloncesto, el base-ball, el boxeo, pista y campo, etc... Pocas actividades del hombre contribuyen ms y mejor a la convivencia de todos los pueblos y de todas las razas. En este sentido, ciertamente que el deported, es, como dice Pont Flores, "una religion de todos". No es slo la competencia en s, sino la aficin y la orienta- cin literaria del deported. Pont Flores ha concentrado su mayor atencin en esto ltimo y es enorme el bien que ha hecho, aunque tal vez no pueda medirse en todos sus alcances. En la literature deportiva de buen calibre encuentro una potencialidad de servicio social mayor al que ge- neralmente se halla en las muy elogiadas invenciones literarias, tantas veces resultado de egosmos y vanidades personales y de oscurantismo expresivo. Algunas de las personas que piensan as no se atreven a manifestarlo por temor a que los tachen de incultos y pedestres, pero lo cierto es que, en la apreciacin literaria --si as pue- de llamarse- hay much de falsedad, de magia tradi- cional, de posturas acadmicas. La poca en que un poeta o un escritor pretenda ser un semidis y que se