PULSO DE PUERTO RICO Crisis Hemos mostrado una ansiedad frentica por escapar al hambre traditional. A veces actuamos como si vivi- ramos en la noche de Antruejo con las muchas fiestas y banquetes Me deca un norteamericano amigo: "He estado en cuatro banquetes oficiales, para la misma persona y con los mismos invitados. No he visto cosa igual". Po- siblemente. Queremos poner de relieve nuestro sentido de hospitalidad e impresionamos mal. Por un lado te- nemos una burocracia muy complacida y por el otro hay un grupo de ciudadanos desesperados. Qu pien- san, qu sienten, en realidad, las grandes muchedum- bres? Salvo este o aquel pronunciamiento, sin mayores consecuencias, de este o aquel bando, lo que se nota es silencio, silencio del que digiere? Pasamos en verdad, por un moment de transicin; es ms, pasamos por una crisis. Y crisis, dice el dic- cionario, es una "mutacin considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agra- varse el enfermo". Eso me parece ver en este perodo 1952-1954. Francamente me azoran las palabras de un intellectual que antes se distingui por su independencia de crite- rio. Sin ambages, dijo lo siguiente en una tertulia: "Yo no paso trabajo pensando, porque Muoz piensa por m". Y eran sus intenciones el singularizar su lealtad a Muoz. En general, la respuesta fuij un dramtico silencio. Personalmente, yo entiendo la lealtad y el aprecio de otro modo.