ENRIQUE A. LAGUERRE dientemente de lo que sucede en Puerto Rico, como si no furamos tambin el mundo, el mundo ms nuestro; c_,no si no furamos series humans, en un lugar de- terminado del mundo. Rechazo el nacionalismo anacr- nico, los dogmas polticos y el patriotism tribunicio, pero entiendo, sin embargo, que han de importarme las mnimas y mximas realidades de mi pas. Hasta en el nombre de las revistas se nota esa acti- tud de alejamiento, de mirar de arriba a abajo; de intelectualismo intocable. Todo ello sugiere una situa- cin de vanguardia perdida. En todo caso, a m, per- sonalmente. me interest ms la brega de retaguardia. La retaguardia puertorriquea anda bastante abando- donada. Un ingls opina sobre Puerto Rico Quiz muy pocas personas repararon, conscientemen- te, en un artculo publicado por un inles --'Grdan K. Lewis-, professor visitante de ciencia poltica en nues- tra Universidad, en El Mundo del 19 de agosto de 1952. Casi todos. a quienes preguntaba si lo haban ledo me respondan negativamente, y ellas eran per- sonas supuestamente interesadas en esta clase de lec- tura. Qu quedara para los dems! O muy pocos y dispersos comentarios sobre ese, a mi juicio, interesante punto de vista de un extranjero de paso por Puerto Rico. Me interest como me interest hoy da leer las Memorias de O'Reilly o las observaciones de Ledr en el Siglo XVIII o lo que dijo Flinter en el siglo XIX.