ENRIQUE A. LAGUERRE pacidad de iniciativa del paisano, y hasta llegar a crear- se, en parte, una atmsfera de inseguridad y desarrai- go. En este sector nace una exagerada confianza xe- noflica. Nos vamos acostumbrando a una vida fcil, de jiras y banquetes, y desdeamos estudiar lo que somos y lo que tenemos. Aspiramos a un internacionalismo vani- doso, sin que antes nos preocupemos por conocer nues- tros fundamentos de pueblo, tal como lo han hecho todos los pauses del mundo *. En su mensaje a la Sesin Conjunta Legislativa en febrero de 1949, el primer gobernador electo por los puertoriqueos, con motivo de la reciente inauguracin de ese gobierno asegura que "nada hay ms condena- ble a los ojos del pueblo que la accin pblica que se toma o la actitud pblica que se asume por motivos de carrera o de ambicin o posicin personal". Es una afirmacin de claras disposiciones democrticas y de servicios pblicos desinteresados. En toda la extension de ese important discurso del seor Muoz Marn se habla de problems de salud, nutricin, industrial y agriculture, es decir, se discuten, con sobrada razn de buen gobierno, los factors econmicos y de salud que han de contribuir al mantenimiento de los buenos ser- vicios gubernamentales, pero no hay todava seales Sin embargo, entrado el 1954, se prev ya un conflict de enfoque educativo en las reas oficiales: de un lado, va in- tensificndose la necesidad de aprender a conocernos mejor, de otro lado, se encabrita, rijosa, la actitud de que no vale la pena, ni siquiera sociolgicamente, examinarnos a nosotros mismos.