RUINAS Sentado el le6n en las arenas rubias del cansado desierto lanza un grito mientras por cima de las cumbres nubias contempla en el azul del infinito la argentada naveta del incienso que en la urna de la noche estd encendida. Mas ese grito de dolor, inmenso como un rumor de mar, lleno de vida, * es de menor profundidad que el hondo lamento de la angustia de estas ruinas. Luksores y Karnacks con Ipsambules, pirdmides y templos y palacios de Susas y de Sardes y de Ayodias, coronadas de cfpulas azules, todo en mi coraz6n lo tengo en ruinas, de cuyas piedras se alzan las salmodias como alondras en banda a los espacios. 101