Es una estrofa musical que danza sobre la alfombra Salom6, y se siente, en el ritmo gracioso de sus miembros, el canto de la voz de los violines. De pronto surge, en la argentada fuente, la cabeza de Juan con nimbo de oro. La danza se congela en la silent nieve de luna del palacio blanco, y un suspiro de amor con sus dos alas de perfume y pasi6n cruza las salas del rey Herodes. Salom6 se yergue. Como dos copas diafanas, henchidas del divino licor de una plegaria, alza sus ojos al supremo albergue del misterio y de la dltima esperanza. Turbada el alma, la princess danza. Sus pies, de una blancura de paloma, parecen, deslizAndose en la alfombra, la plata de dos rayos de alba luna sosteniendo el encanto de una sombra. Y vuelve a hablar, y sus palabras tiemblan bajo el peso infinite de su aroma. Ya estAs en mi poder, bello profeta, puedo beber el filtro de tus besos en esa copa de coral que no habla y bafiar el martirio de mis manos 48