DE TARDE Un mustio olor de rosas y cipreses en los rincones del jardin se ampara. Han temblado en el aire cinco veces, las horas frescas de la tarde clara. Junto al muro cubierto de follaje la pena de una madre busca el hombro de su hijo amado. El alma del paisaje parece estar en pie, llena de asombro. TIa madre 1lora y habla. Es un brasero su coraz6n, donde el perfume estalla como un ramo de azahar; es un reguero de aromas y de l1anto. El hijo calla. Si, quitame del alma este tormento, ya no puedo vivir sin tu presencia 41