que las nifiitas de mi edad no tienen gracia, que no hay en los capullos ni un hermano del perfume que se oculta en las entrafias de las rosas bien abiertas a la luz de la mafiana; que las damas de treinta afios, como copas rebosantes de vino de Champafia, estAn lenas de luz, estAn llenas de fuego, y tienen a sus pies, como a una sierva, la palabra. Nosotras, las de quince, no sabemos como se ama, nos seducen-los semblantes o el color de la corbata: ignora Luis que toda mi existencia esta suspense de las alas de su voz, porque me Ilega como de un bosque fresco, con la carga de tesoros que no he visto nunca, sino a trav6s del tragaluz de su mirada. Por ella he descendido al fondo de una gruta de esmeralda y sorprendida me venci6 el encanto de la limpara mister osa que Aladino ha sepultado en un rinc6n desa alma, s61ida y luminosa como el agua congelada que duerme en las pupilas del diamante. Mama, Luis no me comprende, y no ama quien no puede comprender, quien no comprende a la persona amada. 39