Mama, dame perfumes, porque me embriaganl: yo entiendo lo que dicen las timidas gargantas de las flores olorosas. Mama, se rizan los claveles y hablan una lengua penetrante, en cuyas silabas de aroma muchas cosas olvidadas resucitan, se levantan, y rien lo mismo que los nifios en tu alcoba si los despierta el sol por la mafiana. Acercame el florero: me gustan los claveles; su piel, su cuerpo, su color y su alma. Es una alma tan serena el alma de esa flor que nunca engafia! Mama, tfi crees que hay alma? La tenemos todos? Si el alma es mariposa, la del hombre es una larva! -No, suefio mio, tu no piensas! oye: tu padre... -Si, perd6name, ti lo amas! Te ha comprendido alguna vez mi padre? Verdad que no?... Tu labio tiembla y calla, porque teme decir una mentira; jainms te ha comprendido, alma de mi alma, tus ojos me lo dicen, me lo cuenta el silencio de tus Idgrimas. A mi, Luis, no me comprende!... -CAlmate Blanca! Por qu6 te martirizas? Por que lloras? Lirio de amor, ten calma! -No me comprende Luis! Sup6n, me ha dicho