LA ALAMEDA Entrega la vieja alameda su cuerpo flexible a los besos volados del viento, y desfallecen sus hojas de plata y de seda en los brazos de un hijo del aire, de un amante la-: mento. Grada por grada en la escala de bronce del eco va saltando la alegre cascada tras un rumor que es hermano gemelo del eco. Es la vieja alameda del tiempo-vencido que tiembla de ternura escuchando la antigua cascada de un amor en olvido que despierta en la sombra de un jardin de silencio y murmura. Heredia. 1906.