Con tu traje de alba luna entire las plants florecidas, el laud de las gargantas de los lirios escuchaste ante tus pasos, como un diffano perfume que a tus plants te pidiese agonizar entire tus brazos. Como un arabe dormido en el desierto que un rumor de huracan deja despierto, el silencio recogi6 su blanca tienda, y en el aire de plateada seda, muerto, el trinar de un ruisefior lleg6 a la senda. Tus dos manos refugiadas en las mias se callaban, y senti todos los dias de un pasado de recuerdos y pasi6n por mis venas ascender y en ondas frias, como aurea arena, colmar mi coraz6n. La blancura de tus manos de azucena con las hebras no tejidas de la buena, de la casta luz lunar, entreteji6 en mi espiritu la cundida cadena de pureza y de ilusi6n que a ti me at6. Y el recuerdo sin fulgor de tu presencia se durmi6 en el vaso ideal de mi conciencia, como duerme en el florero de cristal una flor embalsamada con la esencia de un ensuefio arrebatado a lo inmortal.